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Thievery Corporation: pasado, presente y futuro

Escrito por el 21/02/2017

A pesar de no colgar el cartel de sold out -algo de extrañar debido a la magnitud de lo que se avecinaba en el Razzmatazz-, solo había una oportunidad en nuestro país para disfrutar de algo tan especial y exclusivo como es el dúo formado por Rob Garza y Eric Hilton. Aún así, la sala barcelonesa lució un gran aforo, con un público que se mostró más que entregado a lo largo de la actuación del dúo de Washington.

Casi diez años han tenido que pasar para volver a ver a Thievery Corporation por aquí. En aquella ocasión fue en 2008, con un concierto en El Ejido y tres discos sin presentación: “Radio Retaliation” (2008), “Culture of Fear” (2011) y “Saudade” (2014). Ahora, con el álbum “The Temple of I & I ” -publicado el pasado 10 de febrero, apenas una semana antes de su presentación- era hora de disfrutar del auténtico downtempo, con pinceladas de jazz, dub, lounge, ritmos caribeños y letras siempre influenciadas por algunos de los últimos sucesos políticos de más envergadura.

Puntuales -a eso de las nueve- el dúo tomaba posiciones tras sus samplers y teclados entre una gran ovación. A nivel instrumental poca cosa: a Rob y Eric se sumaba un más que notable percusionista que también mostró sus dotes a la hora de coger y desatarse frente al micro. La sorpresa fue un elenco de grandes vocalistas que los de Washington llevaban con ellos; hasta cinco personas entre chicos y chicas. Cada uno con un fin y un estilo, dependiendo del tema y las necesidades, se fueron alternando para engranar un flow y la perfecta sintonía que se podía ver encima del escenario. Sin desmerecer a ninguno, creo que cabría destacar la voz de Racquel Jones, posiblemente el mejor hallazgo, reclutada para la actual gira y sacada del estudio donde el dúo grabó el famoso Geejam y donde Gorillaz trabajó en su primer álbum.

La encargada de abrir la velada en forma de intro sería Facing East, rescatada de su aclamado “The Richest Man in Babylon” (2002); ritmos hindúes que hacían presagiar que el concierto iba a ser un cóctel de fusiones combinado con una estética lounge, estando muy presente en la primera parte del concierto el reggae futurista tan marcado en su ADN a lo largo de su carrera musical. ‘True Sons of Zion’ y ‘Letter to the Editor’ -esta última muy al estilo de la artista M.I.A- daban paso a una de los grandes de su discografía, ‘Illumination’, nos hizo viajar a aquel glorioso “The Mirror Conspiracy” (2000) justo cuando Thievery empezaba a construir un sonido tan peculiar que se podría definir como un subgénero de la música electrónica. ‘Ghetto Matrix’, ‘Amerimacka’ o ‘Time + Space’ impregnaron todo el Razzmatazz de sonidos jamaicanos, profundizando en la escena de la que dejan constancia en “The Temple of I & I”, dando una gran importancia al poder de los sonidos exóticos.

El himno ‘Warning Shots’ dio el punto de locura a la noche, siendo la encargada de llevarnos al primer de los dos bises que tenían planeados. Del primero, cabe destacar ‘Lebanese Blonde’ con una increíble ejecución y muy celebrada por todos los presentes. ‘The Richest Man in Babylon’ y ‘Unified Tribes’ pondrían punto final a una noche de grandes esferas -gracias al Room Festival– con un trip-hop y un acid jazz bañado por una infinidad de estilos conceptuales.

Crónica de Manel Ferrer | Imágenes de Toni Rosado

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