La nueva propuesta escénica de Adam Green mezcla cine y música en un todo coherente y fascinante. Debuta como director con un largometraje que fue proyectado antes de su concierto. Su aproximación indie al clásico de Aladdin es delirante, cómica e irreverente, una sensorial y mágica lectura construida en papel maché que cuenta con la colaboración del ex-niño prodigio Macaulay Culkin.
Después de la proyección, Adam Green apareció con una sólida banda para interpretar algunos de los hallazgos melódicos de la banda sonora que ha compuesto para la película, como “Me from far away”, ”Nature of the clown” o “Never lift a finger”. Aunque las mejores canciones fueron “Gemstones” (Gemstones ,2005) y sobretodo “Bluebirds”, “Hard to be a girl”, ”Friends of mine” y la inolvidable “Jessica” -con un final que enlazó con “Kokomo” de The Beach Boys- de su mejor trabajo “Friends of mine” (2003). Adam se mostró enérgico, hiperactivo y muy comunicativo con el público, provocando incluso un falso “stage diving”. El carisma de Adam Green permanece intacto, al igual que su expresiva voz.
El compositor sigue reinventándose a cada paso con absoluta libertad creativa, aunque algunas de sus mejores canciones hayan sido escritas hace más de una década. Sin duda, más tarde o más temprano, el músico y Kimya Dawson volverán a revivir el añorado anti-folk de The Moldy Peaches. En la sala Barts de Barcelona, Nuria Graham y el cantante se marcaron un dueto espectacular en la parte final del concierto.
Crónica de Òscar Blanch | Imágenes de Meritxell Rosell
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