ArcTanGent 2024: diez años de math rock, post rock y noise rock desde Inglaterra
Escrito por scannerFM el 16/09/2024
Texto e imágenes: Rosario López
El ArcTanGent es uno de los festivales indie más queridos en el Reino Unido, siempre dedicado a su misión de reunir los mejores exponentes de la música ruidosa y/o inclasificable del momento y con un público lleno de adeptos que asisten año tras año, de verdad, por la música. En 2024 han celebrado además su décimo aniversario, por lo que cabía esperar que fuera una de sus ediciones más exitosas y especiales. No quisimos perdérnoslo, así que volvimos a dejarnos caer por Fernhill Farm (Bristol) y aquí os lo contamos.
El miércoles de este festival es la jornada “de calentamiento”, que cuenta con la particularidad de que su cartel está dedicado a algunas de las bandas que más triunfaron en la edición pasada. Así, a la una del mediodía ya casi nos estaban sangrando los oídos con la avalancha sonora de la banda local Host Body, afines a la vertiente más corrosiva de Dillinger Escape Plan o The Armed y con una puesta en escena que nos despeinó. De entre las diez bandas que tocaron en esta primera jornada, nos quedamos con cuatro momentos más. Por un lado, el grandísimo directo del que volvieron a hacer gala los belgas Psychonaut (la gran sorpresa del año pasado) con su mezcla de rock, metal y groove espacial: pareciera que flotábamos muy lejos, sin tocar el suelo. Por otro, la sólida actuación de los belgas Cobra The Impaler, cuyo metal progresivo remite sin duda a Mastodon, siendo esta, su calidad compositiva, una de sus virtudes: el suyo fue un directo lleno de aplomo que invocó los primeros moshpits del festival en las primeras filas.
Como curiosidad hay que destacar el momento en que saltó Karl Middleton, de earthtone9, a tocar con Bossk durante el concierto dedicado a versiones de otras bandas, para autoversionearse en su cover de Tat Twam Asi: más meta imposible la experiencia, algo que redimió un setlist todo de versiones de otras bandas que para mi pecó un poco de desigual. Y finalmente, el que era el momento más esperado del día, los norirlandeses And So I Watch You From Afar, una de las bandas más queridas del festival, ofreciendo un setlist escogido por votación por los propios asistentes del festival, que como era de esperar nos dio la oportunidad de escuchar temas clásicos de los inicios de la banda que habían ido quedando rezagados en giras recientes. “S is For Salamander”, “Search.Party.Animals”, “Clench Fists, Grit Teeth, Go!” y “Set Guitars to Kill” sonaron tan frescas, punzantes y adrenalínicas como la primera vez, para jolgorio de un público que no se creía lo que se estaba desplegando ante ellos. Y “Dying Giants”, de más reciente factura en comparación, pero igual de elusiva, retumbó con su amenaza oscura sobre nuestras cabezas para acabar golpeando el césped, llevando a la carpa Yokhai a un crescendo que casi la hizo temblar. Qué de temazos épicos tienen esos chicos y qué poco sacan a pasear a día de hoy a algunos de ellos, por desgracia.
Tras el comienzo indie y dulce de IToldYouIWouldEatYou, no eran ni las doce del viernes cuando ya nos encontramos con una gran sorpresa: la del dúo británico Kulk con su bofetada sónica a base de sludge y noise para desayunar. Para ser dos personas, fueron de las bandas que más llenaron el escenario de todo el festival gracias a una actitud tan contundente como su sonido. Impresionantes.
Unpeople jugaban a otra cosa (un rock más “de estadio” y animado, saltarín) pero lo poco que pudimos pillar de su set nos causó muy buena impresión (no en vano han teloneado a los mismísimos Metallica). Oddism, por otro lado, enarbolaron un sonido muy afín a bandas como Knocked Loose y liaron una buena en su carpa, acabando con el vocalista cantando desde el centro de un circle pit salvaje. Ya en el escenario principal, los japoneses Bo Ningen: una de esas bandas de las que sónicamente nunca sé qué esperar (así de eclécticos son), pero a nivel de entrega hay algo infalible y es la diversión. Su teatralidad y el punto de locura que les caracteriza dejó buen sabor de boca, aunque hubiera preferido que tiraran por su vertiente más psicodélica porque el setlist esta vez les quedó algo irregular. Eso sí: ¿Cuántos grupos pueden presumir de que una de sus canciones han dado nombre a un escenario del Arctangent? Pues ellos pueden, suya es la canción por la que bautizaron al Yokhai.
A continuación en esa misma carpa, la que para muchos era el plato fuerte del festival, la estadounidense Julie Christmas dispuesta a presentar en tierra inglesas su último trabajo, Ridiculous and Full of Blood. Acompañada de esa superbanda en la que destacan LaMacchia (Spylacopa), Johannes Persson (Cult of Luna) y Chris Enríquez (Spotlights), Julie volvió a hacer lo que mejor sabe hacer: sacudir los mismísimos cimientos del escenario para confirmarse como el mejor concierto del festival. Temas como “Thin Skin” y “End of the World” son una descarga de energía primal imposible de igualar. Genio y figura. ¿El momentazo? El público coreando “Die! Die! Die! Die!” con sonrisas de estar tarareando la banda sonora de Bob Esponja. Poco después de su actuación el cielo se vino abajo, por lo que buscamos cobijo en la carpa donde actuaban unos Red Fang pletóricos por quienes no parece pasar el tiempo a nivel sonoro: lo suyo fue un fiestón en mayúsculas, húmedo y resbaladizo. La jornada acabaría con dos propuestas raras y muy disfrutables: la del crossover extremo de géneros de los estadounidenses Kaonashi, por un lado, y la de la rave desenfadada via makineo e industrial que ofrecieron unas Tokky Horror que se despedían de los escenarios y lo hicieron por todo lo alto: la visión de todos los music nerds juntos y revueltos encorvando los brazos como acólitos del Scorpia fue tan inesperada como maravillosa. Que nos perdonen nuestros queridos Explosions in the Sky, que siempre hacen muy bien lo que hacen, pero después de toda la tralla vivida nuestros oídos no estaban lo suficientemente melódicos para sus himnos eternos en la carpa principal.
Con tanto tute encima, la jornada del viernes la vivimos de forma muy reducida, ya que llegamos bien entrada la tarde, a tiempo de disfrutar del directo de los estadounidenses Frail Body, que nos ofrecieron un directo de posthardcore y screamo visceral y sentido donde desgranaron los temas de su último disco, Artificial Bouquet. A ellos ya les conocíamos, así que fueron sus compatriotas, Show Me The Body el descubrimiento del día para nosotros: post-hardcore nitty gritty con rasgos de punk y rap en que el cantante, Justin Pratt, toca… el banjo (sí, habéis leído bien) con una mala leche inusitada. Lo suyo es físico, eléctrico y rematadamente divertido. Pedazo de frontman y una banda única en su especie a quien se les quedó pequeña la carpa Bixler. Increíble el remate del bolo con su versión ultrafestiva de “Sabotage” de los Beastie Boys. La noche la acabamos viendo a Animals as Leaders primero y a los cabezas de cartel, Meshuggah, en la carpa principal. Qué mejor para acabar una jornada de festival acortada que con dos gigantes del metal progresivo y del djent: nadie hace esto mejor. Las proyecciones de los suecos llevan sus desarrollos casi sobrehumanos a un nuevo nivel y si nos vamos a la cama con dolor de cabeza, la verdad, ha valido la pena después de verles descargar “Bleed” y “Demiurge”.
Ronda final: el sábado comienza tranquilo primero con Haus Horo (qué bellas sus armonías vocales) y a continuación con los finlandeses Hexxvessel, capitaneados por una de las grandes voces de esta edición del ATG: Kvohst. A continuación, fue una alegría de ver a la banda barcelonesa Ànteros petarlo en el PX3 ante un público al que se veía tan sorprendido como encantado ante el despliegue de temas como “Culto al fuego” o “Elurra Heriotza” y la combinación de voces gritadas y melódicas que les distingue. La suya fue actuación contundente a más no poder que recordaremos durante un buen tiempo y que les hizo ganar muchos fans.
Imperial Triumphant fueron la bizarrada del sábado, con una mezcla de jazz y black metal imposible de domar y una puesta en escena teatral cuanto menos, con máscaras y todo. Aún así dejaron a un lado toda formalidad y se tiraron al público a presumir de riffs: este tipo de contrastes son los que me gustan a mi. Llegados a este punto escogimos bien a qué dedicar nuestras energías y procedimos a entregarnos en cuerpo y alma a la primera fila del concierto de Slift: lo de estos franceses es de traca, me faltan las palabras para hacer justicia al nivelazo de decibelios y de maestría instrumental que nos tiraron encima este trío. Un show en que no nos dieron tregua ni un segundo, vueltas y vueltas de psicodelia sónica cada vez más arriba y cada vez más brut
al. Todo un trance: para muchos, el mejor concierto del festival.
Y aún así, conseguimos movernos hasta el Main para rendir homenaje una vez más a los reyes del post-rock, los escoceses Mogwai. Contar con ellos al fin ha sido todo un hito para los organizadores del festival, y su setlist esta noche es un compendio de todo lo que les hace grandes: el dinamismo de “Rano Pano”, el misterio tembloroso de “Hunted by a Freak”, la electrónica progresiva de “Remurdered”, y sobretodo una “Like Herod” que pasa de ser jazzy a despeinarte con la ostia de guitarras y distorsión más épica de la banda. Volver a escuchar “We’re No Here” en pleno éxtasis colectivo fue el punto y final perfecto para un festival al que una quiere como hay que querer a una persona: sin reservas y deseando siempre volver pronto a siempre a sus brazos.