Clark: crónica de su paso por Razzmatazz

Escrito por el 20/09/2023

Christopher Stephen Clark volvía a Barcelona ni un año después de su impecable actuación en el festival MIRA para presentar su nuevo álbum de estudio, “Sus Dog”, dentro de la programación de las sesiones Human en la sala Razzmatazz, con un cartel de lujo junto con otros artistas como Peter Van Hoesen, Anunaku o los locales Artur M Puga, Tutu o glxgls & nara is neus.

En este nuevo trabajo de Clark, el líder de Radiohead Thom Yorke se encarga de producir el disco y se une a Clark para poner voz en Medicine, tema donde los sintetizadores y la inconfundible voz del polifacético músico hacen una auténtica maravilla. Esta no es la primera vez que Yorke juega con la experimentación, ya que sus discos o proyectos en solitario se adentran en tales terrenos, colaborando con los alemanes Modeselektor o declarándose fan de la franquicia Warp Records, sobre todo de nombres como Aphex Twin, Boards Of Canada o Autechre.

Pero volviendo a lo puramente estricto del concierto, el artista británico se presentó con una apuesta sencilla, sin visuales y solo arropado por un juego de luces muy básico. El directo navegó entre las penumbras de la oscuridad, donde la experimentación es el pilar de un sonido marcado por los bajos tiempos y sintetizadores espaciales, creando atmósferas de infinita búsqueda donde el arsenal tecnológico da rienda a un viaje puramente eclíptico y mucho más accesible. Si revisas la última publicación del artista en 2021 con aquel “Playground In A Lake”, la diferencia entre ambos discos es notable, de una gran calidad los dos, pero su anterior trabajo tiene un trasfondo sónico y sobre todo con un mensaje muy diferente, tratando temas medioambientales o la complicada situación que vivimos con la crisis climática.

El set, corto pero intenso, fue un ejercicio marcado por los cambios de ritmo, donde los patrones rítmicos están en constante evolución, con un desarrollo que investiga sobre las diferentes posibilidades para llegar a un clímax sonoro de perfecta armonía. En Razzmatazz pudimos escuchar parte del grosor de «Sus Dog» con grandes interpretaciones como Town Crank Dismissive, demostrando que también puede ponerse detrás del micro con gran solvencia mientras despliega todo su arsenal sónico.

El directo de Clark, que en mi opinión fue in crescendo, rescató piezas de gran valor como Winter Linn o una impoluta Sodium Trimmers de su disco homónimo publicado en 2014. Debido a la escasa hora de directo, el artista se dejó grandes joyas en el tintero, pero nos regaló grandes momentos gracias a temas como Growls Garden. El británico firmó un buen concierto, pero lejos de los directos hipnotizantes y contundentes a los que nos tiene acostumbrados.

Texto: Manel Ferrer
Imágenes: Toni Rosado


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