Increíble el poder de convocatoria que genera Alter Bridge en la ciudad condal, atrás quedan otras visitas del grupo americano en épocas en donde apenas podían llenar la sala Salamandra de Hospitalet de Llobregat, allá por 2010.
Una velada para auténticos fans, pues los invitados a la fiesta no eran un mero número, primero se dejaron la piel los jóvenes neozelandeses Like a Storm, los cuales hicieron uso de un didgeridoo como elemento curioso en varias de sus canciones, de hecho, ellos mismos denominan su estilo como “didgeridoo metal”.
A continuación, llegaron unos épicos Live Colour, el veterano grupo de funk metal de Nueva York desplegó durante más de 45 minutos un alarde de músculo musical que enloqueció a los presentes y enamoró a los nuevos. La imponente voz Corey Glover y el hipnotizante bajo de Doug Wimbish se llevaron los mejores aplausos de la noche con “Cult of Personality” y una sorprendente (y agradable) versión de “In Bloom” de los desaparecidos Nirvana.
Finalmente fue el turno de Alter Bridge, la banda capitaneada por el carismático Myles Kennedy y Mark Tremonti (uno de los mejores guitarristas de la actualidad) se despachó a gusto en Razzmatazz con un set de canciones especialmente denso, y es que, al finalizar el concierto, el propio Kennedy confirmó que nunca antes habían tocado 20 canciones de una tacada.
“Writing on the Wall” abría el set para delirio de los muchísimos fans que se dieron cita en la sala (lleno hasta la bandera) con la banda gustándose y recreándose como suelen hacer desde los últimos tiempos (su cuarto álbum “Fortress” los acabó de consagrar como banda superventas, y la consecuente aceptación del gran público), las canciones iban alternándose entre sus 5 álbumes, teniendo especial repercusión los temas de sus primeros años, como “Come to life” “Isolation” o “Watch over you”, en donde Myles se metió a todo el aforo en el bolsillo cantando el tema a guitarra acústica, en el centro del escenario, sólo, iluminado por un foco y bañado por los lagrimones que caían de las féminas que, segundos antes, se habían hecho un hueco en el las primeras filas a base de codazos y pisotones para tener bien cerca al de Boston…
Como viene siendo habitual, antes de la despedida, Myles Kennedy introduce a sus compañeros de banda mientras van configurando los acordes de su icónica “Metalingus”, Tremonti y Scott Phillips (batería) fueron nombrados, sin embargo, resulta curioso como Brian Marshall, el cuarto miembro, es eliminado de la ecuación en todo momento, permaneciendo siempre fuera de foco, al lado de la batería, como dejando el timón a manos de Kennedy y Tremonti, los Jagger y Richards de la banda americana…
Y así finalizó una velada memorable, que justificó los casi 39,00€ de entrada (precios populares ya, por favor) con un público que aguantó estoicamente las casi 4 horas de música, con momentos puntuales de fanatismo causados por las canciones más clásicas de las bandas, mención especial para el jambo que me voló las gafas en un arrebato místico cuando Alter Bridge lo clavaba con la maravillosa “Blackbird”, tras mi justificada queja, aquél señor de metrocincuenta con melena digna de Rosario Flores, solamente atinaba a decir compulsivamente… “…yo es que he venido aquí por Blackbird”.
Por Sam Danko
Autor
Monica
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