Crónica del Cruïlla Barcelona 2017, el pequeño gran festival
Escrito por Manel Ferrer el 12/07/2017
VIERNES
El Festival Cruïlla acaba de cerrar su última edición, y ya van ocho, con muy buena nota. Su apuesta entre la verbena, pop, rock y algo de electrónica sigue ganando adeptos año tras año, haciendo peregrinación en el Parc del Fòrum la primera semana del mes de julio. Con las entradas del viernes y abonos agotados, el festival sigue consagrándose como uno de los festivales de peso de Barcelona y su cartel, de lo más variopinto, congregó a gente y estilos muy dispares en las diferentes jornadas, pero con el mismo fin en común: disfrutar de la música en directo.
Con la cantautora de Buffalo Ani DiFranco dábamos por inaugurada la jornada del viernes. La estadounidense ofreció un concierto previo al que será su nuevo disco, dando continuación a “Allergic to Water” (2015) con un escenario sin rebosar de público y que se fue animando a medida que transcurría una actuación de la que pudimos disfrutar tanto de algunos de sus hits como de algo de material nuevo. Su folk rock, a veces bañado por un sutil punk, arrancó mil sonrisas y nos regaló un montón más. Su simpatía y su guitarra acústica dejaron un muy buen sabor de boca, incluso para los que no la controlamos del todo.
Muchos estarán de acuerdo en que poner a Two Door Cinema Club tan pronto como las 20:45 horas no era lo más acertado; aún así nadie quería perderse el show de los irlandeses. Su indie rock era uno de los grandes reclamos del festival y, como viene siendo habitual en ellos, no defraudaron. Una puesta en escena acertada, con grandes visuales que acompañaron a temas tan esperados como Undercover Martyn, Something Good Can Work o Are We Ready, e hicieron que el arranque del escenario Estrella Damm fuera una auténtica fiesta. La simpatía y energía que gasta el trío dejó un concierto arrollador en el que repasaron el grosor de sus tres álbumes.
Volvíamos al escenario Cruïlla Enamora, y es que la jornada del viernes para nosotros se iba a desarrollar sobre todo entre éste y el principal, el escenario Estrella Damm. En el Cruïlla Enamora nos esperaban unos The Lumineers de lo más iluminadores. Nadie quería perderse ese Hey Ho, Ophelia o Stubborn Love, siendo una experiencia de peso. Sus directos son derroche de voz por parte de su frontman Wesley Keith y un saber estar del conjunto que terminan siempre en éxito. Directos conmovedores que son como una masterclass de divina perfección en los que es fácil dejarte seducir por la ternura de sus canciones. Con tan solo dos discos se han ganado el respeto de la prensa y un séquito de fans incondicionales. Muchas ganas tenían de este directo y cumplieron las expectativas. ¡Muy grandes!
Las escasas visitas de Jamiroquai a Barcelona traían revuelo desde hacía tiempo, agotando entradas para la noche del viernes y poniendo al Festival Cruïlla en boca de todos por los méritos de tener a un nombre de este calibre en su cartel. Un generoso público se agolpó en el escenario principal mucho rato antes de la actuación de los de Londres; nadie quería perderse al rey del pop-funk. Dirigiendo el cotarro, como no podía ser de otra manera, Jay Kay lo dio todo dentro de sus posibilidades. Para todos los que han criticado su bajo rendimiento en el escenario, hay que recordar que todavía está convaleciente de una operación de hernia discal que le supuso problemas para desarrollar sus frenéticos bailes. Aún así, asumió el papel de estrella a la perfección: sus discretos movimientos enfundados en su peculiar indumentaria, un chándal y una evolución mucho más futurista de su plumaje en la cabeza, derritieron a todos y cada uno de los asistentes. A pesar de que Jay es el único de la banda originaria, los músicos actuales sonaron genial y siguieron a la perfección una propuesta divertida y festiva en el que lo dimos absolutamente todo bailando.
El setlist fue de lo más variado y a pesar de que “Automaton” era la baza no se olvidaron de temas como Cosmic Girl, muy celebrada, o una ensoñadora Love Foolosophy, con la que cerró. Del nuevo disco cabe destacar la gran dosis de electrónica que rebosa en temas como Automaton, tema que da nombre a un retorno que a mi parecer estuvo a la altura. Acto seguido, corrimos al escenario Movistar + ya que los murcianos Neuman estaban desplegando su arsenal guitarrero hacía ya 45 minutos. Paco Román y los suyos presentaron los temas de su reciente álbum y repasaron clásicos como Turn It, todo ello bañado por grandes dosis de post-rock y shoegaze.
El nuevo espacio del festival llamado Klipsch Sound System y pensado para sesiones de djs en vinilo y música negra cerraba con la venezolana afincada en Barcelona Virginie, marcándose un tremendo set funky y disco que hizo que nos dejáramos el esqueleto bailando y que no echáramos de menos para nada a Die Antwoord, que en esos momentos estaban actuando en el escenario principal.
Terminaríamos la primera jornada bailando al ritmo del ecuatoriano Nicola Cruz. Su paso triunfal por la edición de Sónar 2015 hizo que la expectación fuera máxima. Su electrónica de cocción lenta dejó un directo impecable, donde los sonidos frescos e indígenas maquillaron la ejecución de un gran directo, cerrando así una gran noche de viernes.
SÁBADO
Cerveza y mapa en mano nos disponíamos a afrontar la jornada del sábado y ésta no podía empezar mejor. Nos acercamos al escenario Radio 3 para disfrutar del directo de Enric Montefusco y la presentación de su álbum en solitario, “Meridiana”. El que fuera líder de Standstill nos sigue erizando el vello con su potente voz. Ya avisó que había sido padre recientemente y temía perder la voz en algún momento, cosa que no ocurrió y la puesta en escena fue perfecta. Buenas Noches, Meridiana o Todos para todos sonaron a las mil maravillas, sin olvidarse de sacar a relucir algún tema de su anterior banda como Adelante Bonaparte, que sacudió de nostalgia y alegría. El final no pudo ser mejor: Enric y los suyos bajaron del escenario, se mezclaron entre el público y nos deleitaron con dos temas, con sus voces e instrumentos, solamente, sin micrófonos. ¡Final magnífico!
Acto seguido nos fuimos hacia el escenario Time Out para ver el tan esperado directo de Ryan Adams. Quince años han tenido que pasar para verlo de nuevo en nuestro país. El estadounidense, figura imprescindible de la escena folk rock, se marcó un directo íntimo donde repasó su trayectoria y presentó “Prisoner” (2017) congregando a una gran parte del público que se encontraba en esos momentos en el recinto del Fòrum. New York, New York, Two, o My Winding Wheel -con la que cerraron- sonaron a gloria. Los fans de Whiskeytown y de The Cardinals que se acercaron al su concierto tuvieron sorpresa, ya que Ryan Adams rescato algún clásico de los Cardinals como Cold Roses o Fix It. Esta era una de las citas que teníamos marcada como imperdible en el festival y fue una auténtica gozada.
Los espectáculos que llevan Neil Tennant y Chris Lowe son siempre de gran magnitud visual, con coreografías muy bien ejecutadas y juegos de luces perfectos. Eso es exactamente lo que nos encontramos en el escenario Estrella Damm, pero cuando has visto varias veces a Pet Shop Boys tienes la sensación de que siempre es lo mismo y lo digo con el máximo respeto y admiración por una banda que ha hecho tanto por la música electrónica a lo largo de casi cuatro décadas. La hora y media que duró la actuación fue una fiesta de colorido pop, en la que la gente lo pasó en grande mientras bailaban clásicos como West End Girls, Always on My Mind y Go , entre otras. No se olvidaron de su último trabajo “Super”, publicado el pasado año con una muy buena aceptación y del que rescataron temas como Happiness.
Llegamos para ver el final de un set que me hacia especial ilusión. Tener a un capo de Ninja Tune como es Dj Vadim con un montón de vinilos es algo que no pasa todos los días en la ciudad. El productor y artista nos brindó una sesión de hip hop oscuro y con mucha influencia de los artistas más marcianos que militan en el prestigioso sello Ninja Tune, adentrándose y dejándose seducir por el soul o el jazz, y haciendo hincapié en el scracth. Gran sesión la que se marcó el ruso.
The Prodigy era uno de los mayores reclamos del festival. Los ingleses pasaron como un vendaval por la jornada del sábado, marcándose el directo más salvaje de la presente edición. Actitud punk y energía en el escenario que no ha perdido ni un ápice de sus inicios, cosa de admirar teniendo en cuenta que llevan más de veinticinco años defendiendo un género que ellos mismos inventaron, siendo los únicos capaces de unir estilos tan diferentes. En lo que al concierto se refiere, derroche de energía de Keith Flint -que sigue corriendo y saltando por el escenario como poseído- mientras el trío enlaza los temas de sus respectivos álbumes. Cayeron Invaders Must Die, Breathe (con la que abrieron), Poison o Firestarter, solo por mencionar algunas de un set y una ejecución de diez. La provocación del trío fue de lo mejor del Festival Cruïlla.
Así rematábamos la última jornada y dimos por finalizada esta octava edición del Festival Cruïlla, por el que pasaron en esta edición cerca de 50.000 personas. A pesar de ser un fin de semana cargado de festivales en diferentes puntos del país -como es Bilbao y Madrid con el BBK Live y Mad Cool Festival respectivamente-, el Cruïlla puede darse por satisfecho con una de sus mejores ediciones, planteando un cartel mucho más accesible al público habituado a este tipo de nombres más indies. Hasta el año que viene.
Crónica de Manel Ferrer | Imágenes de Toni Rosado