Djavan, de la bossa nova al pop, en el Palau de la Música
Escrito por Toni Rosado el 21/11/2019
Crónica de Djavan · 14 de noviembre de 2019, Palau de la Música (Barcelona)
Después de 22 años sin pisar la ciudad condal, Djavan, uno de los grandes referentes de la historia de la música popular brasileña actuó en el Palau De La Música formando parte del excelso cartel del Voll- Damm Barcelona Jazz Festival. Con sus esplendorosos 71 años y su carácter jovial y expansivo, el cantautor presentó su último trabajo “Vesúvio”, que define como una analogía entre la mujer y un volcán, con letras muy centradas en la política, y que incluye varias canciones más cercanas al pop, con una colaboración con Jorge Drexler, que adapta en español el bolero Meu romance.
Las influencias y referencias del músico son muy variadas, y ello se refleja en su corpus sonoro, una amalgama de géneros que parten de la bossa nova hacia territorios mas propios del jazz, la samba, el pop, el soul e incluso el funk, como variados son también los grupos o solistas que lo han versionado, desde The Manthatan Transfer a Ketama, como la archiconocida adaptación con ribetes flamencos de Flor de lis, posiblemente la pieza icono del brasileño.
Con casi medio siglo de carrera a sus espaldas, Djavan repasó clásicos de todas las épocas y rescató lo mejor de su ultimo lanzamiento. Abrió con Viver é dever, del disco “Vesuvio”, del que más adelante rescató Solitude, Orquídea, Vesuvio, Madressilva y el bolero cantado en español Esplendor, con la banda bien engrasada y con el cantante intentando sin conseguirlo afinar cada una de las estrofas, factor más que perdonable cuando delante presencias a un astro musical.
La emoción estalló y la nostalgia nos invadió cuando el maestro evocó sus viejos clásicos, canciones que marcan a toda una generación por su lirismo y romanticismo, como Nem un dia, Amar é tudo, Samurai, Se y el tierno tema Oceano, que unió con Un amor puro, derritiendo corazones y provocando alaridos. Instantes absolutamente memorables. Del disco “Vaidade” (2004) escogió Flor do medo y, sin duda, el momento más álgido fue la sentida interpretación sentado en un taburete y guitarra en mano de Flor de lis. Para el final, escogió Lilás y Seduzir, en la que parte del público abandonó el confort de la butaca para lanzarse al baile desenfrenado.
Un total de 23 canciones que resumen una de las carreras artísticas más sólidas, coherentes y fructíferas de la música en general. Uno de los grandes.
Texto: Òscar Blanch | Fotografías: Meritxell Rosell