El festival MIRA se destapa con su edición más ambiciosa
Escrito por Manel Ferrer el 17/11/2022
El cambio de recinto a la Fira de Montjuic le sentó a la undécima edición del festival MIRA que ni pintado. Sus amplios espacios evitaron aglomeraciones y las interminables colas en baños y barras hicieron que el nuevo espacio fuera todo un acierto, ya que podías disfrutar de cualquier concierto con espacio para bailar y disfrutar; aunque llegaras tarde era fácil acceder a las primeras filas en un momento, cosa impensable para cualquier festival de gran formato, borrando así las dudas de los fieles que siguen la trayectoria del festival desde sus inicios en la ya pasada Fabra i Coats del barrio de Sant Andreu.
El MIRA se hace grande en todos los sentidos, ya que su propuesta musical también se abre a más público, con propuestas en formato banda como la del gran Michael Rother, quien presentó en directo su primer disco al frente de Neu!, que justo ahora cumple cincuenta años, atrayendo a nuevo público y así crecer gracias a propuestas donde el krautrock o el rock experimental cogen fuerza dentro del marco y la nueva dirección que van tomando los organizadores. Un aplauso por ello. Otro aspecto importante y de agradecer es la ampliación de la programación hasta las 5.30 h de la madrugada, evitándote el rollo de pensar a qué club vas después del último artista. Todo ello acompañado por una selección de dj’s que amenizarían la velada hasta el cierre definitivo, haciendo el festival mucho más completo. También gana peso el apartado en arte digital con una gran variedad de propuestas y artistas de lo más interesante, con una zona de instalaciones de arte de gran formato, conferencias… sin olvidar la cúpula 360° dedicada a proyectos inmersivos en formato fulldome, MIRA Dome, y sus proyecciones hipnóticas que requerían armarte de paciencia si querías disfrutar de las proyecciones que se sucedían en su interior.
Viernes 11 de noviembre
Poco más de diez minutos pude disfrutar del directo de Caterina Barbieri, el solapamiento con Michael Rother hizo que me perdiera el directo de la italiana afincada en Berlín. Se presentaba en MIRA con su disco publicado este mismo año, “Spirit Exit”, una joya donde se adentra en terrenos viscerales y te atrapa con sus patrones de melodías frías y voces lejanas, una suma que desemboca en un ambient futurista muy bien recibido por todos los que se agolpaban en el escenario The Cloud by Son Estrella Galicia. La cosa empezaba muy bien.

Llegadas las 20:05 horas nos encontrábamos en el escenario The Ground by DICE para uno de los platos fuertes de la jornada del viernes y uno de los reclamos del festival; seguramente muchos de los asistentes pisarían el MIRA por primera vez solo para deleitarse con un directo tan exclusivo como seductor. Presentado como Michael Rother plays Neu! 50th Anniversary Live Show, el de Hamburgo nos deleitó con una auténtica lección de krautrock y rock futurista con pinceladas de electrónica sutil, impensable para su época, un visionario que a días de hoy su música suena fresca y contemporánea. Acompañado por el batería Hans Lampe y Franz Bargmann a la guitarra, Rother desgranó ese disco tan mítico como necesario para entender de donde viene casi todo lo que conocemos. Isi, Negativland o E-Musik son solo un ejemplo de lo que se vivió en un directo que será recordado por mucho tiempo.

Otro que se coronó como unos de los grandes de la reciente edición del MIRA fue el alemán Carsten Nicolai, más conocido como Alva Noto. Acompañado en el apartado visual por el japones Ken Niibori, el germano hizo un despliegue de un sonido contundente hasta tal punto que su faceta más ambient quedo eclipsada por atronadoras distorsiones muy bien ejecutadas y precisión quirúrgica en unas visuales casi epilépticas. Y llegó el momento, sin moverse del sitio más que para tomar algún refrigerio o ir al baño, la gente no se quiso perder el inicio de lo que por méritos propios ya es una de las bandas que ha escrito con letras de oro y en mayúsculas la escena rave y electrónica de Inglaterra, marcando así la escena acid de los noventa.

Los hermanos Paul y Phil Hartnoll al frente de Orbital y bajo el lema “30 Something”, disco que recopila los treinta años de vida, forjaron un directo con fuerte carga política y social en el apartado visual y un repaso, que a mi gusto se dejó muchas cosas por el camino, y se incluyeron otras sin tanto peso para un servidor. A pesar de ello, Impact, Belfast, Chime o la gran Halycon On and On hicieron las delicias de un público totalmente entregado con los de Sevenoaks. Después de todo esto quedaría el directo de Blawan y ya destinaríamos nuestros últimos bailes en la primera jornada en el escenario The Ground By DICE con Nia Archives, con un drum’n’bass que a mi gusto no brilló como lo hizo el b2b entre TSVI y Object Blue, quienes ofrecieron un techno experimental de mucho nivel.

Sábado 12 de noviembre
Por los pelos llegamos al primer de los dos asaltos de la franquicia Warp Records, preparados para la jornada del sábado. Ni un parón por una urgencia médica en medio de la pista pudo arrebatarle a Christopher Stephen Clark, alias Clark, el trozo de gloria que se ganó con creces como uno de los más grandes de la edición 2022. Las visuales de Infinite Vibes pusieron la guinda a un set enmarcado en “Body Riddle”, disco publicado en 2006 y que provocó un auténtico frenesí de paisajes sonoros sin límites, donde las texturas sonoras eran de precisión milimétrica con un sonido contundente, pero mucho más accesible y sin casi espacio para la improvisación en directo a la que nos tiene acostumbrados este genio que lleva dos décadas haciendo aún si cabe más grande al sello más grande de música experimental.

Torqué es la performance que Lolo y Sosaku ofrecieren en dos pases durante el festival. El show (que comenzó con retraso para que la música del escenario contiguo no interfiriera con su actuación) está formado por mil cachivaches que crean ondas sonoras, solo acompañadas por un modular. Lolo y Sosaku consiguieron acaparar la atención de todos los que iban de un escenario a otro y así deleitarnos con algo tan diferente como creativo. Pistones, un soldador y una radial completaron la obra con un coche colgado, que también sirvió para dar forma a sonidos nada convencionales, todo ello acompañado por mucho humo.

Dame Area fue todo un descubrimiento: me gustó mucho su electrónica tribal con tintes de post-punk industrial, con una gran actitud encima del escenario y con la capacidad de ganarse al público. El dúo firmó un concierto redondo y contundente que recordó mucho al sonido que gasta el chileno Matias Aguayo. Lástima no haber podido disfrutar del concierto en su totalidad.
El concierto que más ganas tenía de esta edición era el del británico Squarepusher, que una vez más demostró que él y sus espectáculos están a otro nivel: visuales de infarto, lásers, luces estroboscópicas y un sinfín de artilugios digitales y cajas de ritmo a los que sacó todo el partido. Lo demostró en la pasada edición del Primavera Sound y aquí en el MIRA dejó claro que lo suyo no son las medias tintas, ofreciendo un concierto futurista y sin fronteras. Tom Jenkinson factura uno de los sonidos más relevantes de la factoría inglesa Warp, un IDM inalcanzable para el resto de productores y me atrevería a decir el único que hace sombra al gran Richard D. James, aka Aphex Twin. Distorsiones que parecían bombas, breaks imposibles y mucho ácido acelerado con infinidad de incursiones al jazz, algún que otro solo a las cuerdas con su bajo que a momentos parecía un piano. Todo un espectáculo sonoro que hizo que la gente se volviera absolutamente loca con el de Essex y, confirmado por los asistentes de mi alrededor, como el mejor directo del MIRA 2022, y además, por goleada.

A pesar de que Dj MELL G ha publicado nuevo material recientemente, su aparición en el festival fue en formato dj, dejando el que para mí fue por méritos propios el mejor set del de la jornada. Su sonido contundente y divertido la convirtieron en la reina del escenario The Ground, aplastando beats y mezclando con gran destreza hasta el punto de dejar sin aliento al personal.
Texto: Manel Ferrer
Fotografías: Toni Rosado
