Garbage sacan músculo y se coronan en Razzmatazz
Escrito por Manel Ferrer el 15/07/2024
Sin disco que presentar, y con su última publicación remontándose a 2021 con el genial “No Gods No Masters”, el cuarteto de Wisconsin volvía a la sala que les vio crecer como banda a finales de los noventa y principios de los 2000 con un concierto rotundo en el que no quedó una entrada que vender, conservando la esencia y la energía que caracteriza los directos de Garbage, dejando una noche inolvidable llena de preciosa furia y nostalgia, donde la banda liderada por la carismática y sensual Shirley Manson demostró por qué sigue siendo una de las formaciones más queridas de la escena. Otro punto a tener en cuenta, cuando pensamos en las expectativas creadas, son las escasas visitas que Garbage ofrecen en sala, encasillados mucho más en el circuito festivalero. Un ejemplo es el festival Cruïlla, donde se dejaron ver por última vez en la ciudad condal en 2019. Pero con esperanzas para un futuro no muy lejano, como Butch dijo: “Estamos trabajando en un nuevo álbum y volveremos a Barcelona para presentarlo”.

Desde el primer momento, la conexión entre la banda y el público fue a partes iguales. La admiración del público por la líder hizo que Manson se emocionase a lo largo de un directo tan rotundo como efectivo y que para gozo de todos fue un set basado en 22 hits, incluyendo el ritual de los bises. Abrieron con #1 Crush, uno de sus grandes éxitos, que inmediatamente encendió la sala. Manson, con su presencia escénica magnética, no paró de interactuar con los fans, agradeciendo su fidelidad a lo largo de los años y compartiendo anécdotas personales que añadieron una dimensión íntima al espectáculo.
La banda continuó con un setlist que abarcó toda su carrera, incluyendo clásicos como I Think I’m Paranoid de su aclamado “Version 2.0”, del que por cierto rescataron gran parte de su grosor, con un total de seis temas.

Stupid Girl, Metal Heart, Special o The Men Who Rule the World se sucedían de manera magistral, todas ellas recibidas con tremendas ovaciones por un público totalmente entregado. El sonido jugó un papel muy importante, ya que nos encontramos con uno de los mejores que he visto últimamente en Razzmatazz, realmente impecable, ayudando a que cada riff de la noche fuera especial.
La energía no decayó a lo largo de la actuación, con momentos de intensidad rockera y chispazos de electrónica, alternando las baladas más introspectivas con trallazos atemporales. Encarados en la recta final encontramos una preciosa versión de Cities in Dust de Siouxsie and the Banshees, Vow, el mega himno When I Grow Up o una magistral Push It con la que dejarían el escenario para retomarlo minutos después y rematar una noche mágica, primero con una bonita Milk y culminar con Only Happy When It Rains de su primer disco.

Garbage nos dejó en un estado de euforia mientras se despedían, muy agradecidos por el calor y cariño que se encontraron en Barcelona y como te decíamos al inicio de esta crónica, con promesas de volver pronto. La banda, con su sonido inconfundible y su poderosa presencia escénica, nos regaló una increíble noche en la que no se guardaron absolutamente nada y ya de paso presumir de un estado de forma admirable.
Texto: Manel Ferrer
Imágenes: Toni Rosado