Hellfest 2024: crónica del viernes
Escrito por scannerFM el 18/07/2024
Crónicas del Hellfest 2024: jueves | sábado | domingo
Las japonesas Lovebites inauguraron nuestra segunda jornada pasado el mediodía en uno de los escenarios principales. El quinteto desafió al calor vestido a lo rococó, de beige inmaculado, y ya desde el primer tema demostraron ser mucho más que fachada. El desempeño técnico de su metal sinfónico ya lo quisieran muchos grandes nombres del género, y van sobradas de carisma a la hora de incitar al público a liarla. El contraste entre la elegancia de la banda y su backdrop y el mar de piernas causado por las decenas de asistentes haciendo crowdsurfing fue una de las imágenes del día.

A Wargasm les teníamos ganas y resultaron ser todo lo que esperábamos y mucho más. Superados los dos primeros temas, en los que se les vio algo dubitativos aún, el trío ofreció un show dedicado al goce y a la fiesta, con un sonido muy noventero que lo mismo se ponía nu-metalero que te remitía a Orgy o a bandas más industriales. Su cantante masculino se llegó a tirar al público, que estuvo todo el fin de semana ávido de crowdsurfing. Geniales.

Los franceses Drop Out Kings fueron uno de esos grupos que nos pasamos a ver un poco por descarte y salimos con las pilas bien cargadas gracias a la apasionada entrega con que defendieron su sonido a medio camino entre el hip hop y el nu metal.

While She Sleeps, en cambio, nos dejaron algo indiferentes. La popularidad de los estadounidenses es innegable a juzgar por la asistencia multitudinaria que congregó su show en el Main y por la manera en que el público jaleaba a su vocalista, , cada vez que se deshacía en discursos entre canciones (parones que afectaron el ritmo de su show). Ni sus efectos de fuego les hicieron destacar entre el resto del cartel de día, y su metal core inofensivo no dejó una sensación perdurable.

Y es que las comparaciones son odiosas, y menudo nivelazo de día. Karnivool llegaban desde Australia con su rock progresivo y ni el sol de justicia hizo que pudiéramos quitarles la vista de encima durante toda su actuación. Técnicamente excelentes, sí, pero sin problemas para transmitir emotividad. Muy buenos.

Los suecos Gaupa llegaban al Valley después de un cambio de horario repentino por un vuelo retrasado y aunque eso significó que desgraciadamente nos tuvimos que perdernos al proyecto colaborativo Savage Lands para verles, el sacrificio valió la pena. Todo en este proyecto gira alrededor de su cantante, Mammon, que canta en sueco con una potencia y tono vocales que lo mismo se ponía bluesera que remitía a una versión metal y asalvajada de Björk, todo sin dejar de bailar como si nadie la estuviera mirando. Sin duda alguna una de las personas más libres que he visto nunca actuar sobre un escenario.

A continuación, una de cal y una de arena. Buscando la sombra acabamos en el Temple/Altar viendo a los Klone, franceses desconocidos cuyo rock alternativo con tintes progresivos nos gustó mucho. Steel Panther y su fanfarria glam rock, en cambio, comienzan a mostrar signos de agotamiento en su fórmula. Suenan bien, mejor que las bandas a las que parodian, de hecho, pero ¿cuantos chistes sobre t3tas puede uno escuchar de su boca antes de que se empiecen a repetir? ¿Es necesario que saquen a “bailar” a una fan medio desnuda al escenario ya en la segunda canción? Algunas de sus bromas cayeron en saco roto y, cuando hicieron comentarios sobre los “famosos grillos franceses”, hubo quienes les abuchearon. Al menos nos reímos con las coñas de humor casi blanco sobre el baterista de Def Leppard, pero eché en falta los tiempos en que el ratio música versus charlatanería estaba más equilibrado.

Y del Main al Warzone para escuchar a una banda mítica de mi adolescencia: Clawfinger. Hacía décadas que les había perdido la pista y reconozco que no me esperaba encontrarles en semejante estado de forma: se salieron. Menudo puntazo poder escuchar himnos como “Biggest the Best”.

Acid King fueron un entremés stoner en el Valley de estos para hacer zone out y volcarte hacia dentro de tus pensamientos, mientras hacíamos tiempo para el siguiente plato fuerte del día de vuelta al Warzone: Biohazard. Los neoyorquinos son otros que están mejor que nunca, y su directo en el Warzone fue un proyectil entre ceja y ceja capitaneado con mano firme por Billy y Cantante pero en el que tantas cosas increíbles pasaban a la vez que una ya no sabía ni a donde mirar. Con cover de Bad Religión incluída (“We’re Only Gonna Die”), después de presenciar cómo ponían patas arriba al público del escenario como ninguna banda antes, solo puedo decir: larga vida a esta banda.

A The Prodigy les queríamos ver tocar solo unos temas inicialmente porque ya era muy tarde, pero el despliegue de luz y sonido que llevaron consigo en el Escenario Principal nos secuestró y ya no hubo posibilidad alguna de retirada real hasta que sonó la última nota de la fiesta. Tema rompepistas tras tema rompepistas (Smack my Bitch Up, Voodoo People, Breathe) los pies se le iban una sola. El homenaje a Keith en las pantallas con Firestarter fue una descarga de euforia colectiva a la que nadie se pudo resistir. Una alegría ver que la banda sigue más viva que nunca pese a la desaparición de su emblemático cantante original.
Texto e imágenes: Rosario López