Sala Bikini (Barcelona), lunes 26 de noviembre de 2018
El hecho de tocar en un frío lunes de noviembre no fue impedimento para que Johnny Marr, compositor y guitarrista de The Smiths, abarrotara la sala Bikini. Marr había tocado en Barcelona junto a The Healers, pero esta era la primera visita del músico bajo su nombre, y lo hizo con motivo de la presentación de «Call The Comet», su tercer álbum en solitario.
Acompañado de una banda tan discreta como efectiva, Johnny “Fucking” Marr (el sector británico del público le recordó varias veces su popular apelativo a grito pelado) se desquitó de ser el segundón de Morrissey para brillar con luz propia. Literalmente. Marr aprovechó los momentos en los que aparecía el potente foco blanco para hacer muecas tan chulescas como graciosas, a modo de malote travieso pasado de vueltas de todo. Una pose que paradójicamente, a sus 55 años, le quedaba muy bien.
Un acertado setlist de 21 cortes cumplió varias misiones. Desgranó casi en su totalidad su último trabajo. Destacaron especialmente Hi Hello y Day In Day Out, que podrían haber sido firmadas perfectamente en los ochenta junto a Morrissey o New Dominions, con un groove al más puro estilo Madchester. Easy Money, de «Playland», su anterior álbum, también sonó como un himno.
Hablando de himnos, la estela de The Smiths es larga y densa, por ello el mancuniano no hizo esperar a los asistentes más melancólicos. Bigmouth Strikes Again fue la primera de las siete canciones que interpretó de la mítica banda. Juguetón durante todo el concierto, llegó a bromear con que tocaría This Charming Man. Tocó las primeras notas para quedarse con el público y pasar a otra cosa. Un coitus interruptus que quedó olvidado cuando regaló temazos como How Soon Is Now?
Entre las novedades en solitario y los grandes clásicos todavía hubo tiempo para sorprender al público con dos hits de Electronic, el proyecto que tuvo junto a Bernard Sumner de New Order. Get The Message y Getting Away with It, esta última con un inicio de órgano súper épico que encandiló a todo el mundo. Eso sí, para el bis eligió la emotiva There Is a Light That Never Goes Out y You Just Haven’t Earned It Yet, Baby, perfecta para descomprimir, supuso el broche de oro a una velada inolvidable.
Crónica de Laura Villanueva | Imágenes de Toni Rosado