Dorotea se pasea por la tierra de los sueños, y nos visita y disfruta de los espéctaculos brindando con vosotros y vosotras un fin de año cualquiera.
Los fines de año fueron siempre memorables después de las uvas. Continúan las tradiciones con la juventud que siempre baila, tras doce campanadas sonoras, en FistBar!.
Dorotea Gale aparece por primera vez en 1988, cuando la Barcelona del dowtown todavía está vigente y su centro es un lugar agradable frecuentado por visitantes extranjeros, ravaleras, marineros, gente bohemia o estudiantes. Tal cual la tierra del Mago de Oz, así vivíamos en el centro histórico de la ciudad en aquellos gloriosos años, cuando escuchábamos música en la intimidad. Los años en los que vivimos peligrosamente.
1988. Paca La Tomate.
A mediados y finales de los ochentas, se frecuenta un lugar por Suzanne Vega y otras virtuosas del mundo oculto de la ciudad. Dentro se respira un ambiente alegre y diáfano. Entre una de las callejuelas mal olientes y oscuras que conducen a la Plaza Real, situado en la calle Raurich, antes de acercarnos al Taxidermista, está el Kike bar, gay como casi todos los locales de concurrencia pública que vemos en esa zona céntrica. Desde hace cuatro años, allí trabaja Paca La Tomate como camarera.
Paca es un señor entrado en la cuarentena, amigo de Nazario y de La Fernanda, quien se viste de mujer, sirve copas, limpia los lavabos y nos canta algo que se asemeja al flamenco.
Paca es la alegría del guateque.
Continúa vigente la ley de peligrosidad y rehabilitación social. O sea, que si eres chico y si te pillan besando a un chico, o eres chica y se te ocurre coger la mano a una chica en medio de la calle, te detienen por escándalo público, te trasladan al Hospital del Mar, te interrogan en el departamento médico de psiquiatría, te dicen que lo tuyo no es normal, que no estás bien, y te derivan a Reus o a Sant Boi.
Dependerá de tu condición y clase social que vayas a uno u a otro lugar. En una primera opción, siendo hija de médico o abogado, te trasladan al Pere Mata. Estilo arquitectónico modernismo catalán. Segunda opción: Si eres hija de inmigrantes, o – digamos – provienes del lumpen catalán, te vas a Sant Boi. Estilo arquitectónico Van der Rohe. En esta segunda opción, lo tienes un poco crudo. Tras aplicarte unos electrodos en las partes genitales, te atan en una camilla y, con el noble fin de prevenir las desviaciones de conducta anti-sociales que presentas, comprueban la eficacia de las leyes… en tus partes más íntimas.
Ser LGBT no resultaba nada fácil en esa Barcelona de mediados o finales de los ochenta. Y ser moderno tampoco. Puesto que continúa vigente esa ley de peligrosidad social, la cual no fue derogada completamente hasta un 24 de Mayo de 1996.
Entra así en escena la obligación por parte de cierto sector, digamos, empresarial – especialmente el sector dedicado a la distribución al por mayor, a los espectáculos y al juego – de aplicar la ley vigente a rajatabla. En nuestra historia, aplicar la renovada ley de vagos y maleantes.
Previendo el nuevo glamour que le espera al bar de callejón en un futuro con calles donde no abundará el olor a orín reseco, – pues se lo han prometido y así va a suceder -el dueño del bar Kike, antes de iniciar su aventura como pionero en lo que va a ser el Gayxample con su nuevo Este Bar, le espeta a Paca que se traga a litros la misma ginebra con la que le hace limpiar la barra del bar y la despide sin más. A la calle. Por borracha. Y si te quejas, te denuncio. Por escándalo público. Y la barra se limpia sólo con ginebra te lo he dicho mil veces. Eso nos explicaba Dorotea, y damos fe de sus palabras.
Corresponde a Juanito ( Juan Bonet ) amigo íntimo de Dorotea, como lo era de Patti – quien por aquellos días estaba con nosotros en Fist – La genial idea de recuperar a Paca y que actuara por víspera de fin de año en el local.
Patti es la chica con gorro y pelo corto de chico, de ojos color verde inmensidad, quien un día nos dejó para irse a vivir a Londres con su pareja, y de quien Delfín aprende las ocultas artes del manejo y del trabajo en el servicio de espirituosos que se oferta dentro del espacio Fist.
El show de Paca La Tomate fue de lo más. Allí estaban todas, rindiendo homenaje y pleitesía a su musa de callejón. Su repertorio incluye, en formato play-back las mejores tonadillas de nuestras divas. No era habitual en Barcelona encontrar este tipo de espectáculos en locales abiertos. De veras. Era considerado peligroso. Incluso de mal gusto. Estaba mal visto.
1989. Joan I de Mallorca y sus Katalitikas.
Un año antes de la eclosión de ese pre-fabricado ghetto que se dió a llamar el Gayxample de Barcelona, el cual ocupa la parte izquierda del ensanche de la ciudad, y que en nuestros días presenta una actividad del recuerdo pasado – FistBar! deviene uno de los lugares predilectos para quienes no se sienten representados en los establecimientos del momento. Fist es un local abierto, en una ciudad cerrada por murallas del imagenio. En aquellos años, la parte alta se desplaza poco o nada de Diagonal hacía abajo, pues la clase obrera y la clase media campan a sus anchas por esos distritos layetanos. Barcelona era una ciudad con una fuerte herencia socialista y obrera. Y se notaba.
En una villa pre-olímpica, con una juventud en paro, sin futuro, la cual abrazará el voluntarismo olímpico como vía de escape a la cadena de montaje, las tardes en Fist eran de lo más.Nos acompaña la troupe de sospechosos habituales, y las verbenas se dan de la manera más natural.
Fist abraza la subcultura grebo y, los fines de semana, nos regala su presencia toda la tribu del extinto 666, haciendo suyo el local junto a universitarios, a la aristocracia disconforme de su zona pudiente ( nadie puede elegir donde va a nacer ) a pasantes ,y a chicos bien-peinados. Asiduos todos ellos del día a día.
Se viajaba poco a Europa, por no decir nada, y regalamos fresco un bouquet de ideas, merced a nuestra corta experiencia y sólida vivencia fronteras allá. Provocar para educar, rompiendo las olas.
Joan I de Mallorca es un sujeto dotado de cierta sensibilidad , de unos cincuenta años, quien aparece vestido con bata de boatiné y tacones de aguja, pintalabios. Adorna su cabeza – a modo de sombrero de esos que se llevan en las bodas reales – un pote de detergente Persil coronado por una escarola fresca y unas zanahorias. Joan López Galornado organizaba en Mallorca año tras año diversos actos, ciclos de cine homosexual, concurridas fiestas y conferencias con la presencia de ponentes como la abogada Magda Oranich, la lesbiana feminista Empar Pineda, Jordi Petit y Armand de Fluvià, entre otros.
Todos ellos y ellas devendrán asiduos de FistBar! en nuestros primeros años de andadura. Allí no profesábamos religión ni partidismo alguno, ni negábamos a nadie el placer de degustar una buena sesión musical. Entras y te encuentras a Bubu y a Joan I de Mallorca en esas tardes. No se pierden ninguna de las parties que organiza Txarly Brown y se sienten tan fisteros, que piden representar su show Viajando hasta Mallorca un fin de año con su grupo Las Katalítikas.
Joan se vino a vivir a Barcelona en 1988, y era vecino del local. Vino a seguir su propia evolución y dar un giro a su vida. Fundó el grupo de teatro-cabaret “Las Katalítikas”, marcando un nuevo estilo con crítica socio-política en clave de humor.
Las Katalítikas se estrenan y nos presentan su espectáculo. Cobrando, claro está. Ningún problema. Siempre tenemos algo que celebrar.
Con la apertura y traslado del colectivo LGBT al Gayxample barcelonés, Las Katalítikas encontrarán un nuevo hogar en el recién estrenado antro-bar Satanassa. Allí encontraremos a Bubu al mando de la barra, donde continuará sus aventuras como vedette, hasta ser víctima de la peste que azota al continente. Hugo De Campos estuvo unos meses en la puerta, cuando estar en la puerta de un local significaba algo importante en Barcelona. Recibirá a Dorotea acompañada por tres amigos al encuentro del mago, con la esperanza de obtener sus deseos ( cerebro, corazón y coraje ).
No corresponde a FistBar! más mérito que el contribuir modestamente con cerebro, corazón y coraje que se aceptara y reformara una actitud negativa presente en nuestra encorsetada ciudad.
Los amores podían darse en cualquier esquina o lavabo de oficina. Dentro del enclave, nos resulta difícl encuadrar y clasificar a todo el y la que se mueve y desplaza por la ciudad. No sabías si era carne o pescado el hedor que desprendía la mercancía del puerto. Y el puerto debía ser limpiado.
Para poder «limpiarlo» de elementos pintorescos y no ofertar con descaro el turismo sexual – propio del franquismo tardío – se procede a segmentar la actividad pública. Con la ley vigente en la mano, resulta necesario – e incluso muy útil – poder identificar a quienes pudieran estar vulnerando los preceptos legales. Apostamos por la marca ‘Gaixample’, es positivo que la oferta se concentre en una zona concreta y que tenga un nombre identificable que la gente conozca.
De por sí tenemos palabras difíciles en nuestro vocabulario, el sintagma gente ejemplifica esa dificultad.
Observemos que gente no refiere ni indica lo mismo que ciudadano, pueblo, habitante o persona. Gente – como substantivo – adquiere un matíz propio de vocabulario estadístico.
En una época en la cual la plaga azota a Europa, conviene tener en cuarentena y localizad@s a aquell@s posibles portador@s del virus.
Así se expresaba Dorotea, presentando la pedantería propia de los aprendices universitarios que venían por el local, parroquianos habituales, con charlas presocráticas. Si te ven por la zona, ya te identificas tú misma, sin más, sin carnet – nos dice, mientras espera la actuación estelar de Joan I de Mallorca con sus Katalítikas.
Ese año se deroga un artículo de la ley que nos ponía a casi todos en la picota, pero – eso sí – continuamos siendo escandalosos. Cambio de tercio y nuevo uso sistemático de los métodos de rehabilitación.
1990. Jaime y Cristina la lían.
En el año 1990 estamos sumidos en el rockandrol de la plaza del pueblo.
Jaime fue a buscar a su chica Cristina y habían previsto escaparse hacia Nueva Orleans, pero habían acabado tras las redes de Fist. Como en Corazón Salvaje. Moralmente peligrosos.
Tras su paso por un triste y desolado espacio del Ensanche derecho, Jaime nos aporta su buen hacer tras los platos cada Sábado, y nos cuelga sin permiso el póster gigante del concierto de The Cramps, justo al final de la izquierda según se entra. La maravillosa idea de tener un par de giradiscos en Fist salió del mismo Jaime, quien venía a pinchar y estaba junto a vosotros los fines de semana para pasárserlo de lo más bien.
Esos mismos fines de semana por la noche, Cristina atiende amablemente a toda la parroquia. Con su elegancia bilbaína atrae a lo mejorcito y a lo peorcito de cada casa. Vestida en el más puro negro satén que se lleva en las casas de bien, consigue calmar y mantener en su puesto a los aguerridos motoristas y a los chicos vestidos de cuero que llenan el local. Y a las chicas.
Por aquellos entonces, todavía pulula y se exhibe entre los muros de Fist el afamado Capitán Kosmexx. Siempre pegado a la pared, en busca de lo que cae. A ver que se pilla – o se cepilla – por la patilla.
Dorotea, en el centro del círculo de sus amigos, sentaba a otras tres personas quienes poseían poderes tan grandes que todos los reyes y reinas les mostraban reverencia. Dorotea se acompaña de sus amigos: El espantapájaros sin cerebro, el hombre de hojalata sin corazón, y el león cobarde.
1991. Unas mujeres escupen fuego por la boca. Alfredo se quiere morir.
Setiembre y podías ver a dos chicas sentadas que lucían cresta corta y llevaban camisetas sin tirantes, botas Martens y lasters de color beige. Si te acercabas a ellas sentías la imperiosa necesidad de pedirles fuego. Son nativas de Berlín , y se encunetran en nuestra ciudad para presentar su espectáculo de danza y artes. En la vigilia de 1991 serán el plato estelar de nuestro espectáculo anual.
Siguiendo el camino de baldosas amarillas llegamos a la puerta y entramos en FistBar!. El show está a punto de comenzar. Las chicas bailan a ritmo de Wiseblood. Puro play-back. Un cierto olor a gasolina impregna el local. Ignitan un antorcha. Empiezan los sudores entre la concurrencia. Una de las mujeres con cresta verde ingiere el licor de 98 octanos. Lo escupe. Se hizo la luz. Una llamarada de fuego sale de su boca y atraviesa el local, rozando el techo acariciando el botellero situado escasamente a unos cuarenta metros.
Tras la primera llamarada, la temperatura de los presentes sube de manera considerable. Todavía planea el espíritu de Alcalá 20 en el imaginario colectivo.
La temperatura aumenta hasta deshacer el mercurio del termómetro del local, cuando la actriz ingiere otro trago de gasolina conservándolo en su boca contorsionándose, mientras ase una antorcha.
La segunda llamarada fue el no-va-más. Una estampida humana se agolpaba en la salida y en la calle presa del pavor, pensando que iban a ser calcinados, por un inofensivo y original espectáculo. Vacíamos el local. Fin de año. Tras las uvas.
Estamos a punto de cerrar. Pasadas las tres de la madrugada. Todo el mundo ha salido y la fiesta ha terminado. Hasta el próximo año, o sea mañana.
Encontramos el local vacío, poseído con el recuerdo de tu último adiós. Esa madrugada, tras la velada, acabamos de limpiar los restos de la gran fiesta de despedida, y ordenamos el espacio para recibir la entrada de año. Uno ha de verse con Juanito para tomar la última, y Delfín quiere irse a las Ramblas para celebrar la salida del Home dels Nassos.
Se encuentra Dorotea Gale, quien no tiene otro sito donde ir, pues su granja fue adquirida por un banco al no poder pagar las letras de cambio, según cuenta ella misma, hacia 1939. En su camino, decide por fin de año escaparse y disfrutar de las celebraciones y espectáculos que ofrecemos.
Todavía abre el Villa Rosa, donde una noche – meses antes – estuvieron ella, Oscar Callau, Alfredo, Marcos, Alfons Gras, Delfín y otros más en alegre comitiva presenciando un espectáculo, por sugerencia de Alberto Guijarro. Pero a Dorotea no le gustan el tipo de exhibiciones – de rabo a cabo – que tenemos la ocasión de presenciar allí. Nos pide de salir fuera. Quizás para el visitante neófito actual, el Bagdad de Barcelona podría servir de ejemplo de la actividad que tuvo lugar.
Dorotea prefería y elegía Fist. La puerta, como esa luz que nunca se apaga, permanece abierta.
Tres años más tarde Alfonso Meriño, quien trabajaba justo cruzando la vía, pasado el Institut del Teatre, nos regalaba su presencia y su cordial visita enfundado en una elegante gabardina – la cual acostumbra a guardar plegada junto a su asiento habitual -. Alfonso le aconsejará a Delfín que mejor que la puerta esté cerrada, pues la zona no es lo tranquila que fue antaño. Y la percepción había cambiado. Pero entonces todavía eramos naïves. Gente de bien. No le hicimos mucho caso.
Antes de cerrar y salir, se escucha el ruido de la puerta y unos pasos firmes, tambaleantes pero decididos. Dorotea nos pregunta quien ha entrado.Visiblemente emocionado y descompuesto, el recién llegado, da unos pasos y se desploma sollozando. Gabardina, pantalon de traje, sombrero panamà y corbata. Se trata de Alfredo.
The Smiths, en una ciudad donde tenemos una luz que nunca se apaga, son un referente musical para las almas solitarias todavía en aquellos años, y representan un icono de lucha por los derechos de las personas. Si la revolución punk asusta a los mayores con cuatro muchachos de aspecto poco recomendable, el sonido y la furia cambian de color; y a mitad de los ochenta lo que se lleva son los tejanos rotos y los ramos marchitos de flores.
Nadie con anterioridad, excepto Morrissey, había conseguido exteriorizar esa sexualidad inherente a los jóvenes rockeros de los años cincuenta de manera tan sutil. Nadie, con anterioridad fue considerado tan peligroso moral o socialmente por el régimen. Carantoñas.
Mayoría adicta a los Bordón 4 o a los Vigilantes de la Playa, era la que controlaba la orilla de los ravales. Una única nación de corsariorrr bajo la bandera de las cuatro barras de bar.
No reprochemos a esa mayoría – inconsciente del fracaso de una Remedios Amaya representando a España en el Festival de Eurovisión ante los ojos de todos los televidentes comunitarios – que el hundimiento de la barca nos resultaba más bochornoso que lo de la Armada Invencible. Quinientos años y todo seguía igual. Por eso nos gustaba ser marcianos. Por eso seguíamos en la tierra del Mago de Oz.
Quizás por ello abrazamos con cariño y respeto a la cultura proveniente de la pérfida Albión. A veces, muchas veces, la gloria de una nación se decide a través de su música. Y quizás por el mismo ello, Dorotea Gale estaba con nosotros cada fin de año. Por que siempre hay esperanza. Siempre hay un futuro nuevo que celebrar y por el cual brindar.
Tras el llanto, Alfredo se desploma en el suelo todavía por barrer, con baldosas rebosantes de los restos de la celebración de fin de año, y de su boca regurgita un espeso líquido amarillo, acompañado por los estertores propios de su situación. De aquí se infiere que no resulta prudente mezclar ingentes cantidades de vodka con lima sin haber previamente cenado.
Me quiero morir, me quiero morir! repite inconscientemente. Como en la mejor tradición oral de las letras de canciones, balbucea las líricas que escuchamos en en el tercer album de The Smiths.
El deseo de muerte por parte de un vitalista y espléndido ser humano como Alfredo, no era cosa normal. Partía de un desengaño de amores. Desengaño tan cotidiano diario y propio en la sociedad barcelonesa que – a estas alturas – no debe sorprender a nadie. Pero en aquellos años de musica independiente, todavía caliente la voz de Ian Curtis, o los ecos de Bauhaus y su sello 4AD, para una generación de jóvenes que se evade del gris hacia el blanco y negro con los ritmos de Europa o América del Norte, el pesismismo estaba de moda rabiosa. Sad is the new Black. Eramos puros Capote con nuestra devoción a los extintos Camaleones.
Delfín lo intenta reanimar a base de improperios y golpes de fregona, pero ni por esas. Podía ser otro día, y no precisamente en fín de año. Menuda papeleta. Y la gente esperándonos en la fiesta. Solución: Lo dejamos encerrado en el local a medio barrer, hasta que se le pase el mareo, y ya lo vendremos a recoger por la mañana.
Dicho y hecho. Al día siguiente, recuperamos a nuestro amigo. Nos acompaña preocupado Juanito quien – tras saber de la notícia – decide reanimar personalmente al resucitado. La mejor bienvenida de año que nunca he tenido recordará Alfredo lustros después. No era cierto. No se trataba de un gesto de amistad. Esas buenas maneras no eran más que otro modo sutil de coacción. Indicado en uno de los apartados de la ley vigente. No hacía falta tener muchas luces para comprenderlo. Si hablas, hablo.
1992. La Funambulista Musical y otras estrellas nocturnas.
Continúa vigente la ley de peligrosidad y rehabilitación social. Estrenamos extintor, por si las moscas. Y sabemos que al acabar la velada debemos tener la puerta cerrada. La aventura empresarial de un puñado de veinteañeros continúa.
La Funambulista Musical enciende las velas 18 minutos antes de la puesta del sol del viernes. Nos acompaña y dirige FistBar! por las tardes, pero esa noche va a ser su puesta en escena tras las uvas.Lo deja todo pulcremente en su sitio y preparado para el guateque anual.
Luego regresa pasada la medianoche y se dispone a estar con vosotras y vostros en una noche de fin de año. Es su primera noche de ceremonia en Fist Bar!. Su función protocolaria resulta mágica para que aquella velada devenga inolvidable. Sabe que los fines de año hay una excepción en la hora de cierre y que se concede permiso por parte de las autoridades locales para alargar la celebración y el resopón hasta casi la hora del desayuno. El 23 por ciento de la población es inmune a la resaca, científicamente hablando.
En Fistbar! intentábamos transportar a todo aquel que llega buscando un lugar diferente y unos sonidos unicos, fusionando lo mejor de distintos estilos de música.
Las noches especiales como las de fin de año, el local vibraba con fiestas en las que nos dejábamos llevar hacia ese estado en el que tu cuerpo se sincroniza en su totalidad con la música y no puedes dejar de moverte. La buena compañía, la música y la comodidad que sentíamos allí, hacía que la estancia se alargara hacia altas horas de la noche e incluso a cerrar puertas y permanecer hasta el amanecer.
Hoy escucharemos un tema de the Young Gods que, aunque es del año 2010, estoy segura que si el local permaneciese abierto estaría sonando – y mucho.
Y nos quedamos con la frase que acompaño la publicación del álbum Everybody knows: NUNCA DEJES QUE LA RUTINA OBTENGA LO MEJOR DE TI .
1993. Vámonos a La Piscina.
Donde actualmente encontramos un establecimiento perteneciente a una cadena de supermercados, existió un laberinto interminable con espacios recónditos, diversos niveles y una decoración pastiche que causaron sana envídia en Jean Nouvel durante aquellos inicios de los 90, y motivo de inspiración para su futura obra, arquetipo del nuevo skyline barcelonés.
La Piscina estaba situada en el número 218 de la Travesera de Gracia, precisamente donde esta calle vuelve a ensancharse pasado el núcleo antiguo del barrio, entre la calle Bailén y el Paseo de San Juan ( antes llamado General Mola ). Su emplazamiento era el mismo lugar que anteriormente había acogido las piscinas del Club Natación Catalunya gracias a un acuerdo con la empresa Baños Populares de Barcelona SA la cual más tarde convirtió en unos baños públicos. Por eso se llamaba La Pisicina. El interior de la sala conservaba todavía muchos vestigios y detalles de aquel antiguo recinto. Estaba promovida por Vots, y los de FistBar! gestionamos una parte del espacio tal y como hicimos antes en Studio54. Hasta nos dieron un premio de estos que se otorgan entre empresas del mismo gremio o sector. Una estatuilla que recogió Deborah, pues a Delfín eso de recoger medallas le daba mucha vergüenza desde sus tiempòs en La Salle. Los premios son para los difuntos, pensaba.
Dorotea acudía frecuentemente a La Piscina, donde RobertX está pinchando los fines de la semana la mejor música avanzada techno de la ciudad. Todo un cambio mainstream respecto a lo se escucha en las emisoras y salas del momento. El director de arte es Stephane a quien Delfín conoce en 1986 de paseo en medio de Portal del Angel, delante de Can Jorba, mientras, recién él llegado a Barcelona, degusta una mandarina de las muchas que lleva en una bolsa de plástico de color blanco; y pregunta con acento francés propio que locales con buena música hay en la ciudad. Obtuvo como respuesta el Beat o el 666.
La Piscina abrió puertas en los últimos días del año 1970 y pronto se consolidó como un lugar de encuentro de eventos musicales vinculados a programas radiofónicos, presentaciones de cantantes y grupos y otras celebraciones ciudadanas que atraían un público interclasista y numeroso. La sala también era conocida con el nombre de la sexta compañia, por la proximidad con la comandancia móvil de la Guardia Civil situada en la misma Travesera de Gracia.
Durante la etapa Vots, contaba con la presencia de Raul Orellana como asistente artístico. Pero es la magia y destreza en los platos de un Robert – quien entonces era pareja de una de las DJgirl que pinchaban en Fist – la que consiguió imponer a grupos independientes de la escena techno e industrial como Sweet Exorcist, Fluke, Psychick Warriors Ov Gaia, The Orb, Underworld, o los Psychic TV dentro de un espacio que concentraba a más de 4000 almas cada fin de semana y cuya improvisada pista de baile concentraba tanto a diestros como a siniestros, o a LGTBs, o a rockeros o gente del mundo fashion.
Luis del Olmo fue uno de los primeros en trabajar para la radio desde la pista de La Piscina. Dirigía un programa de larga duración titulado De 12 a 12, que todos los sábados comenzaba a mediodía y terminaba a medianoche. Discretamente se servían combinados de Aromas de Montserrat con limón, o de Anís con Coca-Cola para los sedientos visitantes
El espacio que nos cedió Vots lo lleva con solera nuestra mujer de Sidney, Nicola, quien es partenaire nocturna en Fist, durante los años en los cuales Paul Cook dirige su local en la calle Ciutat. Sabemos que Nicola no iba a ser molestada por los huelebraguetas que empezaron a trabajar después de las Olímpiadas en todo el ámbito de Barcelona. Primero, porque esta nueva hornada no superaba la veintena de edad. Segundo, porque no sabían idiomas. La segunda generación, les llamábamos.
Jamás se había visto nada parecido como la alegría de La Piscina. Ni en la Barcelona de los ochenta ni en sus secuelas de los noventa. Seguíamos siendo motivo de escándalo, según la ley. Y el discreto encanto de la burguesía, te somete al chantaje del qué-diran, según donde te vieran. No en las antiguas instalaciones de baño. Eres un perfecto don nadie inmerso en una masa donde todos y todas eramos iguales. La pista de baile es uno de los elementos más democratizadores que nunca ha existido y nunca existirán. Dorotea lo afirma y así la debemos creer.
1994. Marcos y las plumas del vaudeville.
Justo antes de cerrar Delfín para tomarse las uvas en família – nunca se tomaron uvas y cotillón en un lugar tan tradicional como era FistBar!, sino que abría tras ello para acoger a amigos y celebrar el año – justo antes de ese momento, aparecen por la puerta Marcos, y siguiéndole detrás Cristo. No se conocen pero se tienen vistos de muchas tardes.
Cristo es aquel chico que lleva tatuada una pequeña estrella de David en su frente. Años antes, tras caer en la marmita ácida del druida de su tribu, decidió empezar una vida renacido. Para celebrarlo caminó, cual buen peregrino, desde Sitges a Barcelona. Esa noche todavía estaba de paseo, según se viera.
Marcos era amigo de la família desde los tiempos de Bellaterra, en Periodismo, organizado en FistBar! parties con cintas de compact-cassette, promoviendo la cara-b de la escena alternativa con éxitos de De La Soul y los terroríficos Public Enemy ante una clientela calzada con botas camperas o zapatos Sebago. Como era de talante tímido se agazapaba detras del gettho blaster que usábamos con anterioridad a los giradiscos. Recordaba perfectamente la gira que éstos dieron junto a The Sisters Of Mercy en el año 1991, y nos deleitará con las anécdotas de esa gira.
Marcos por aquel entonces seguía soltero. No había contraído nupcias – todavía – con Jenz, quien será su pareja hasta nuestros días. Por lo tanto todavía no sabía del glamour que se daba en las fiestas del consulado escandinavo en nuestra ciudad. Una vez introducido en ellas, acudíra a FistBar! acompañado por el séquito diplomático, mientras los altavoces les saludan con los ritmos industriales del momento.
Emprende el año con una empresa de importación y exportación de plumas. Por ello, con su generosidad aragonesa habitual, decora la pared frontal del local, con el número del año que comienza, empleando para ello plumas de caribú, faisán y pavo real. Con sus mejores deseos. Lo mínimo que podía hacer una persona educada y de buena família, para agradecer una recepción ante una visita imprevista.
Dorotea Galea través de la ventana de uno de los recoletos, ve a Miss Gulch transformándose en una bruja montada en una escoba.
Los cuatro juntos celebran las uvas y se desean un feliz año. Esa noche descubren que el mago no es realmente un mago, solo un hombre detrás de una cortina.
1995. NeoFist. Una solitaria noche.
En 1995, FistBar! estrena su sitio web. Como era todo muy arcaico por aquel entonces, y utilizábamos Macintosh y la mayoría de las empresas eran de Windows 95, sin monitores en color y las universidades nos ofrecían ese bonito MS-DOS configurado para buscar libros, que tantos millones les costó, la web no tuvo muchas visitas. Nuestro primer web FistBar! consiste en un bonito glypho y una imagen 250x250px que cubría casi toda la pantalla del monitor, por aquel entonces de 680×680 como algunos smartphones de hoy en día. A todo color. Y en formato GIF.
Hemos abrazado la cultura digital. Tras cuatro meses de andadura, abrimos puertas – con entrada libre – en nuestro nuevo espacio. Las Navidades han sido un bonito continuuum de actividades comandadas por nuestra estrella de cabina NeoFist, Dj Zero.
Estamos sumidos en la era electrónica que siempre retorna, y se nos situa en la primera línea de locales de calidad, a nivel internacional. Como no existía la Internet para la gran masa, pues aquí no se sabía esto, pero es cierto. Aprovechamos la circunstancia, para colaborar con la revista de arquitectura WAM, ya que muchos miembros asociados del Ilustre Colegio de Arquitectos de Cataluña eran fans y parroquianos de nuestro nuevo espacio, como lo fueron antaño del precioso y pequeño lugar.
Transformar un cubo rectangular situado en una tercera planta con un horrible suelo de baldosa blanco en el espacio de moda, fue posible gracias al trabajo en equipo organizado y dirigido por Delfín, junto con su excelente equipo, además de la colaboración y el trabajo del despacho de arquitectura Straddle3, el grafismo de Seitan y la colaboración de unos más de 100 artistas, cineastas, pintores y promotores de Europa. Evidentemente, son conscientes de que todavía – ley en mano – sus gestos y actitudes pueden acarrearles consecuencias graves. Ser peligroso moral o socialmente por el régimen, sigue siendo una arma de doble filo, la cual otorga opíparos resultados a quienes la cargan y apuntan en contra. Por eso no facturabamos, decía Dorotea.
Estamos felices. A lo largo del año hemos tenido y presentado a Alaska, junto con Nacho Canut en su primeriza faceta como DJs. Todo un honor. Luego vendrán los demás.
Estrenamos en las escaleras que daban acceso a la tercera planta, el color vermellón que todavía adorna las entradas de la Sala Razzmatazz – cuya pintura pagó Delfín de su bolsillo, pues suya había sido la idea.
Como no disponíamos de control sobre el espacio, excepto las intervenciones de arquitectura efímera sobre la antigua fábrica de monociclos, dedicamos nuestras energías a hacer lo que mejor sabemos: comunicar y apostar por la vanguardia cultural y juvenil. Algo teníamos que hacer.
1996. A cielo abierto.
La estrategia empresarial adoptada dos años antes estaba clara. Y daba sus frutos.
La entrada debía ser libre ( free en-trance ), como en los tiempos delos locales de Paca La Tomate, del Karma canalla, de los Museos de Arte sin entrada, de la Barcelona oculta que tan buen rollo y tanta ilusión generó. Por algo se denominan espacios de concurrencia pública y tributan por módulos y consumo de electricidad. Fue una idea visionaria, que se alejaba del modelo de pago por entrada que los cinematógrafos habían popularizado décadas antes.
Socialmente hablando – sociológicamente si lo prefieres – esto tenía sentido sabiendo que, en un negocio basado en la venta de entradas, el control de ingresos es nímio o nulo por parte de la autoridad pública. Se grava sobre el precio que el cliente adquiere, se añade el valor correspondiente, cubriendo gastos de personal y espacio. Otra cosa es el impuesto de valor añadido. Y la cifra real.
Servir en copa de cristal tiene un coste, y un prototipo como el que proponemos, en el campo de los eventos y actividades de ocio, paga su precio.
Entre 1996 y 1997 Barcelona únicamente dispone de un evento internacional. Y se llama Festival de Música Electrónica y Avanzada. El ticket te lo llevabas a casa. Lo cual estaba bien. En las discos se te lo quedaban en la barra. Resultaba extraño.
La gran masa apuesta en la ruleta del Fortuna por la música de sentimiento patrio, y los grupos locales despuntan tímidamente empleando un inglés macarrónico así imitando las tonadillas que les ponían en los locales alternativos. El ser humano aprende por analogía.
La única música que se hacía originalmente en el país era la electrónica o experimental. En esos éramos buenos, y los conciertos que ofrecimos en NeoFist así lo confirmaban.
Se populariza el ser moderno. Paralelalemente, adquiere terreno una musica ajena al fenómeno global Karaoke o de la tonadilla propio de barrio. Retorna la moda de la bebida a granel. Como en los ochentas. Ser punky ya no tocaba, y por vestir rara ya no eras sujeto de delación o de chantaje, la juventud empieza a imitar a esos chicos y chicas quienes, años antes, vestían de forma atrevida y casual. Es bonito que te miren por la calle. Solo encontraremos el camino a la felicidad cuando consigamos encontrar el equilibrio entre nuestro corazón, nuestra mente, nuestra fuerza y por supuesto, nuestro propósito de vida.
Siguiendo la ruta que marcan las baldosas amarillas, mantenemos el listón bien alto y la pista vacía con los ritmos de Obey The Time de los Durrutti Column, Aphex Twin, Test Dept, o el Drum´n´Bass más rabioso. Entre otras joyas.
En 1997, Fist apuesta por los breaks, los beats y los steps… y despedimos la aventura a ritmo de osciloscopio. Nos dolían los tobillos, no de bailar, sino por tantas zancadillas a lo largo de los años.
Eso sí, ese año celebramos con alegría, que una ley decimonónica que deshonraba a las personas, había sido completamente derogada. Junto a Dorotea, el león, el hombre de hojalata y el espantapájaros, habíamos recuperado nuestras carencias de manos del mago quien nos dice «Váyanse y vuelvan mañana».
Dorotea se despierta en la habitación de su casa rodeada de su familia y amigos y les cuenta su viaje por las noches de fin de año de FistBar!. Todos se ríen y le dicen que todo fue un mal sueño.
Bienvenida y bienvenido, de nuevo, a tu programa favorito.
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