Mad Cool 2018: crónica del jueves
Escrito por Toni Rosado el 19/07/2018
El Mad Cool ha llegado para dar un golpe sobre la mesa y convertirse en el festival más multitudinario del país, pero está por ver a qué precio. La tercera edición del festival viene acompañada de fuertes críticas (que analizaremos a continuación) pero también de muy buenos conciertos. Sin duda habrá diversidad de opiniones, que intentaremos condensar aquí.
Cualquier paso de gigante siempre suele venir acompañado de controversia, y la mala suerte ha acompañado toda esta tercera edición del festival madrileño, que pasa del recinto de La Caja Mágica (con aforo para 40.000 asistentes) al nuevo Espacio Mad Cool en Valdebebas-Ifema (con una asistencia de 80.000 personas diarias, según datos de la organización del festival). Para que nos hagamos una idea de las dimensiones del festival, este paso hacia adelante supone 20.000 asistentes diarios más respecto a la última edición del Primavera Sound, unas cifras récord que lo convierten en el festival más multitudinario del país.
La jornada inaugural del festival fue la más caótica de las tres jornadas, con graves problemas de acceso tanto para el público que decidió llegar a pie desde el transporte público como también para los que decidieron usar los parkings del festival. Entendiendo que algunos problemas en los accesos pueden ser coyunturales de cualquier primer día de festival (un nuevo recinto al que habituarse, cambio de pulseras, etc.), el hecho de estar haciendo cola a pleno sol de julio, agravado por la caída del sistema informático a la hora de comprobar las pulseras, fue el principal de los problemas del jueves, de los que la organización se disculpó al día siguiente agradeciendo la paciencia de los asistentes. Dicho esto, arrancamos la primera jornada divididos entre EELS y Toundra. Mark Oliver Everett, alma máter de EELS, ha vuelto a la escena indie con un nuevo trabajo, “The Deconstruction”, que presentó con una banda que ha ido cambiando de gira en gira. Un directo orquestado por un tipo con un gran sentido del humor y la ironía que tanto caracteriza a Mr. E. Apenas tocaron temas nuevos, dándole protagonismo a los hits de siempre (Novocaine For The Soul, I Like Birds o Souljacker) junto con versiones de Prince o The Who. Toundra, por su parte, jugaban en casa y ofrecieron su rock instrumental a los reunidos en el escenario Madrid Radio Station. Presentaron “Vórtex”, un nuevo trabajo que suena francamente bien en directo y, dada la notoriedad internacional crciente de la banda, se les podría haber dado más protagonismo programándolos de noche.
Nos estrenamos en el escenario The Loop (la carpa de electrónica con capacidad para unas 7.000 personas) con los alemanes Lali Puna. Después de unos años de retiro para dedicarse a la familia, Valerie Trebeljahr ha vuelto a los escenarios junto con sus colaboradores Christoph Brandner y Christian Heiß como uno de los máximos representantes del electropop y la indietrónica. Así hicieron valer su título con el último álbum “Two Windows” (2017) y algunos rescates de sus celebrados “Faking The Books” y “Scary World Theory”. Uno de los conciertos más especiales de esta edición dado lo poco que se prodigan por nuestra tierra.
Leon Bridges destapa pasiones allá por donde va. Ataviado con camisa y pantalones blancos de lino (bien necesarios a para los 32ºC de las 9 de la noche), Bridges se presentó con mucha alma y mucho soul, respaldado por una banda solvente que incluía a dos coristas. Los nuevos temas fueron recibidos con tibieza por parte del público (apenas tienen dos meses de rodaje, aún es pronto), pero a su vez este segundo álbum es más optimista que su debut “Coming Home”, y por eso vimos a un Leon Briges moviéndose con mucho groove. Sin duda un artista a tener en cuenta en el futuro.
Saltamos al segundo escenario principal (Madrid Te Abraza) para recibir a Tame Impala. Los australianos volvieron sin ningún nuevo trabajo bajo el brazo, pero eso no es impedimento alguno para que fuera uno de los conciertos más multitudinarios. Pese a ello, su líder Kevin Parker pidió al personal de seguridad que por favor dejaran entrar al público que se agolpaba fuera de la zona VIP prácticamente vacía (y que ciertamente quedaba desangelada), una petición que se repetiría en otros conciertos por parte de los propios artistas. Anécdotas aparte, Tame Impala siguen basando el grueso de su set en “Currents” (2015) sin olvidar temazos de su discografía como Alter Ego, Why Won’t You Make Up Your Mind? o Feels Like We Only Go Backwards.
Asomándonos muy brevemente en el directo que estaba ofreciendo Gold Panda en el escenario The Loop (el concepto de live set cobra todo el sentido con este artista), decidimos ocupar posiciones para el concierto más esperado de la jornada (y probablemente de todo el festival): Pearl Jam. Su vuelta a los escenarios era de las más ansiadas (11 años desde su última visita en el Festimad de Madrid, y 8 desde que tocaran en el Bilbao BBK Live de 2010, ahí es nada), y eso se palpaba en el ambiente, todo el mundo nervioso intentando que nadie ocupara su parcela, nervios que en algún momento sobrepasaron a más de uno, perdiendo las formas (tranquilamente seríamos 3/4 partes del festival reunidas en Pearl Jam, un concierto para el que entendemos se tendría que contraprogramar con otras bandas importantes y así tener al público mejor repartido). Pero si todos los caminos van a Roma, en el Mad Cool todos los caminos iban a Pearl Jam, con toda una marea de camisetas de los 90 rescatadas para la ocasión de casa de tus padres. Empezando con Release de su debut “Ten”, este álbum sigue teniendo todo el protagonismo en sus directos: Given To Fly, Why Go, Even Flow, Jeremy, Porch o Black… no se dejaron ni una en el tintero. Si en los conciertos de su gira tocan 3 horas, su directo en festivales queda reducido a 2 horas (que ya es generoso), un set basado en todos sus grandes hits, cosa que para un die-hard fan o puristas de la banda podrían preferir que tiraran de caras B y rarezas, pero no nos engañemos, tras tantos años de ausencia, hubo quórum en que aquello fue lo más acertado. Better Man y Rearviewmirror fueron muy emocionantes, y no menos emocionante fue ese final con Rockin’ In The Free World de Neil Young. Imprescindibles aún en 2018.
Y aunque nos adentramos en la noche con el indie más actual pero con un ojo en la electrónica, aquello ya no podía ir a más. A los de Eddie Vedder les siguieron los macarras Kasabian, que tocaron en el segundo escenario principal ofreciendo un directo atronador. Su líder Tom Meighan, hecho a imagen y semejanza de Liam Gallagher, derrochó chulería junto a su compañero Sergio Pizzorno poniéndose rápidamente al público en el bolsillo con temas como Underdog, Club Foot, Empire, L.S.F. (Lost Souls Forever) o una celebrada Fire para acabar.
Mientras Kasabian ofrecían su directo, los franceses Justice también hacían lo propio en la carpa The Loop, un escenario en el que fue prácticamente imposible acceder sin salir vivo, por lo que nos quedamos en los aledaños del mismo, pudiendo disfrutar igualmente de su despliegue audiovisual catedralicio. D.A.N.C.E., Phantom, Waterz of Nazareth, Civilization… dos directos, el de Kasabian y Justice, que contrastaron con el de MGMT, una propuesta con una escenografía muy cuidada, pero tremendamente aburridos para verlos a las 3 de la mañana y en un escenario principal. Tras un descanso de tres años, Andrew VanWyngarden y Ben Goldwasser han vuelto con “Little Dark Age”, un disco intimista que llevado al directo de un festival pierde algo de fuelle (estuvieron mucho mejor en la fiesta de presentación del miércoles). A esa hora les salvaron sus temas de siempre como Time To Pretend, Kids o Electric Feel. Un trueque de escenarios entre Justice y MGMT probablemente hubiera sido lo más acertado para finalizar el jueves.
> > Crónica del viernes en el Mad Cool Festival
Fotografías por Toni Rosado
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