Mad Cool 2018: crónica del sábado
Escrito por scannerFM el 19/07/2018
Encaramos la tercera y última jornada del festival con ganas por el cartel que nos espera (Nine Inch Nails, Queens of the Stone Age, Depeche Mode…) pero con cierto escepticismo sobre qué nos depararía el día de hoy.
Wolf Alice está en boca de todos desde que publicaran su primer álbum “My Love is Cool” (2015), pero la campanada la han dado con un segundo álbum, “Visions of a Life”, en el que han incorporado elementos krautrock y punk. Vimos a una Ellie Rowsell (cantante y guitarra) mucho más segura encima del escenario respecto a sus inicios y el entusiasmo y la energía de la banda contagió a un público tempranero. Una banda que mezcla géneros y que con temas como Yuk Foo o You’re a Germ suena muy refrescante.
Del segundo escenario pasamos al primero con Rag’n’Bone Man, una de las descubiertas de esta edición. La profunda voz de bajo-barítono de Rory Charles Graham nos cautivó desde el primer momento, acompañado de su banda . Si bien lleva triunfando por todo el mundo en los últimos años, su primer largo, “Human”, no llegó hasta el año pasado. Temas de corte pop-soul como Wolves, uno de sus temas más comerciales, triunfaron junto con algunos más melancólicos como No Mother o As You Are. Sin duda una de las más celebradas fue Human, llevándose una gran ovación por parte del público y demostrando que el ascenso meteórico de Rag’n’Bone Man continuará este 2018.
La ruta del sábado nos llevaría saltando entre los dos escenarios principales (uno al lado del otro, sin solapes) con algunas incursiones en el escenario Koko y The Loop. En el segundo escenario nos esperaba Jack Johnson, quien llenó de buen rollo el escenario Madrid Te Abraza. El compositor hawaiano lleva casi dos décadas paseando su folk-pop por todo el mundo, pero esta vez en Madrid no presentó su último álbum “All the Light Above It Too”, algo que debió descolocar a sus seguidores, pese a que no faltaron temas como Good People o Better Together.
Decidimos acabar de ver a Johnson por las pantallas principales (inmensas en este festival) mientras cogemos sitio para ver a Queens of the Stone Age. Los de Josh Homme llegaron a Madrid tras visitar fugazmente la sala Razzmatazz de Barcelona (es la primera vez que visitan una sala en nuestro país desde 2008), esta vez para presentar su último álbum “Villains”, que los ha vuelto a poner en el mapa del rock and roll. Empezando con If I Had a Tail, siguieron con hits como Feet Don’t Fail Me o You Think I Ain’t Worth a Dollar, but I Feel Like a Millionaire. Mucha garra en el escenario y pogos en el público, aunque el lío aún estaba por llegar… tras el solo de Jon Theodore en No One Knows, Josh Homme se quejó de que el área VIP del lateral derecho del escenario estaba medio vacío y pidió al personal de seguridad que dejaran entrar a dicha zona («No tocaré hasta que los dejéis entrar… será mejor que los dejéis entrar, porque esta noche trabajáis para mí»). Ante la negativa del personal de seguridad a abrir la zona, Josh Homme instó a sus fans a saltar las vallas («En un concierto de Queens Of The Stone Age puedes hacer lo que quieras», espetó Homme), creando un descontrol absoluto en la zona de las vallas suecas, con el personal de seguridad interceptando a todo aquél que intentara saltar, cual partido de rugby. Si bien compartimos el razonamiento de Homme (no tiene que ser muy gratificante tocar ante media pista llena a rebosar y la otra media bastante vacía), el postureo de Homme pudo haber causado daños mayores y no fue lo más responsable en ese momento. Por suerte todo acabaría en algunos moratones de los que intentaron saltar y esta vez ninguna fotógrafa salió mal parada (las únicas patadas que dio Homme fueron a los LEDs verticales del escenario). Acabaron el set con un Go With The Flow que puso patas arriba la pista y un A Song for the Deaf dedicada a Nine Inch Nails.
La noche no había hecho más que empezar y aún nos esperaban los directos de Depeche Mode y Nine Inch Nails, un menú de lujo. Dave Gahan, Martin Gore y Andy Fletcher probaron una vez más por qué Depeche Mode siguen siendo los reyes del synth pop. Abriendo con el Revolution de The Beatles sonando por megafonía, le siguieron los primeros acordes de Going Backwards, el único tema que tocaron del último álbum “Spirit” junto con Cover Me: estamos en un festival y los 90 minutos de actuación apremian. No faltaron los movimientos y gestos característicos a los que nos tiene acostumbrados Gahan desde hace más de 30 años, al que vimos especialmente entregado ante el público de Madrid. Los clásicos Precious y World In My Eyes no tardaron en caer, acompañados de unos visuales exquisitos (nuestro preferido fue el vídeo de In Your Room), la parte visual sigue siendo uno de los grandes activos del directo de Depeche Mode. Tampoco defraudaron a los seguidores de siempre con clásicos como Everything Counts, Stripped, Personal Jesus o Never Let Me Down, con la clásica imagen de todo el público alzando los brazos de lado a lado. Mención especial a Martin Gore, continuamente cambiando entre guitarras y teclados, y a los músicos Peter Gordeno a los teclados y Christian Eigner a la batería, dando más empaque al directo de los de Basildon.
Aún nos esperaba el último de los conciertos más multitudinarios del festival, y uno de los mejores que pudimos ver. Hablamos de Nine Inch Nails, que llegaron al Mad Cool para presentar “Bad Witch”, el resultado de los últimos tres EPs que han publicado recientemente. Shit Mirror fue uno de los nuevos temas que sonaron más poderosos, sonaba a los clásicos de NIN, mientras que otra de las sorpesas fue la versión de I’m Afraid of Americans, de David Bowie, figura que ha inspirado a Trent Reznor a lo largo de los años. No faltaron clásicos de la banda como March of the Pigs, Closer, The Hand that Feeds, Head Like a Hole o una muy emocionante Hurt para acabar el concierto que nos puso la piel de gallina.
Tras los conciertos de Queens of the Stone Age, Depeche Mode y Nine Inch Nails, sabíamos que lo que viniera después muy probablemente nos sabría a poco. Aún así quedaban un puñado de buenos conciertos, como el de los australianos Jet, que abarrotaron el escenario Koko. Los australianos no han publicado nada nuevo desde hace diez años, pero no es impedimento alguno para seguir exprimiendo «Get Born», su sonado debut allá por 2003, un álbum en el que basan el grueso de su directo con temas como Look What You’ve Done, Rollover DJ, Get Me Outta Here o la publicitaria Are You Gonna Be My Girl. Se agradece poder ver a una banda de rock como Jet en la franja 2.00 – 3.00 h de la madrugada.
Como cierre del festival nos encomendamos a la electrónica de Underworld, que tocaban en el escenario principal. Karl Hyde y Rick Smith pasearon su techno con la habitual pantalla que les acompaña en los últimos años y unos visuales que inciden en qué tema estamos escuchadno. Así como hace 3 años su directo en el Primavera Sound fue espectacular (era la gira del 20º aniversario del mítico «dubnobasswithmyheadman»), su actuación en el Mad Cool no fue tan redonda, quizá porque hicieron hincapié en los nuevos temas (Juanita, el debut de Bells & Circles, King of Snake…) aún desconocidos por la mayoría del público. No fue hasta Rez y Cowgirl que el público despertó, momento para el que ya solo quedaba espacio para un Born Slippy (verisón .NUXX) para cerrar todo el Mad Cool.
En líneas generales, creemos que la tercera edición del Mad Cool confirma el enorme potencial del festival, pero con muchas cosas mejorables (y que se podrían haber previsto). Que el festival crezca en tamaño no requiere necesariamente que dobles la asistencia de tu público: el nuevo Espacio Mad Cool en Valdebebas-IFEMA es muy grande, pero insuficiente para albergar 80.000 personas, el doble de público que en 2017 (cuando se realizaba en La Caja Mágica). Se agradece que todo el suelo del festival sea de césped artificial (pese a los calambrazos que de vez en cuado daba) y el espacio muy atractivo, pero tener que ir esquivando gente continuamente genera estrés. En las horas punta difícilmente puedes caminar con normalidad, con todos los problemas que ello acarrea. También habrá que replantear la zona VIP próxima a los escenarios, que en la mayoría de conciertos quedaba medio vacía, con las consecuentes quejas en los directos de los artistas (por parte de los mismísimos Alex Kapranos de Franz Ferdinand, Josh Homme de Queens of the Stone Age o Kevin Parker de Tame Impala, quienes animaron a ocupar el área VIP), zonas que quedan desangeladas ante un artista que solo quiere a un público entregado y que éste pueda disfrutar de su directo. La falta de información durante el retraso del concierto de Massive Attack fue otro de los temas que habrá que corregir de cara a futuras ediciones. Si bien la actitud de la gente fue más que correcta (nada grave más allá del lanzamiento de vasos, algo comprensible con el calentón del momento), la cosa podría haber acabado mucho peor.
Hay que reconocer que el Mad Cool ha cuidado mucho toda la parte audiovisual, tanto en el sonido de los escenarios, como en las pantallas, pero si no hay un replanteamiento en el número de asistentes, los problemas de movilidad dentro del festival seguirán persistiendo, perdiendo en calidad. Contamos los días para poder disfrutar de otro excelente cartel y todas las nuevas mejoras el próximo año.
Crónica de María González y Marc Balcells | Imágenes de Toni Rosado
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