MEO Kalorama 2023: crónica del sábado
Escrito por Manel Ferrer el 10/09/2023
Con el cansancio en el cuerpo, afrontábamos la última jornada del festival MEO Kalorama en Lisboa, accedíamos al Parque da Bela Vista (y pies para qué os quiero) y ubicarnos en una buena posición para ver a una de las figuras más influyentes de Inglaterra, precursora del movimiento punk, Siouxsie Sioux, quien vuelve diez años después a los escenarios para deleitarnos con una gira plagada de hits de Siouxsie and The Banshees.
Siouxsie arrancó con Night Shift y, excepto Here Comes That Day y una potente Into a Swan de su carrera en solitario, el set no se alejó mucho de su pasado con los Banshees. Con una actitud admirable, Siouxsie baila y se mueve como pez en el agua por un escenario que parece su mar particular, mientras nos saca las lágrimas con Kiss Them For Me. Cuando versionaron el Dear Prudence de The Beatles, el concierto ya estaba entre lo mejor que habíamos visto en el festival y todavía estaban por venir Spellbound o Sin In My Heart. Ver a Siouxsie es una de esas experiencias que no se olvidan en la vida y más cuando ya no tenías esperanzas de ver de nuevo a la reina del post-punk embarcada en una nueva gira.
Tan pronto llegamos al escenario Samsung, el dúo que forman Jeremy Greenspan y Johnny Dark, Junior Boys, tenían el show bajo control gracias a su elegante electrónica bañada por el synth pop que facturan los canadienses. Su última referencia publicada en 2022, “Waiting Game”, fue el eje central de un setlist que no dio tregua, repasando un gran puñado de temazos bailables como Count Souvenirs, Parellel Lines o una magistral Big Black Coat que pondría la guinda, dando así por finiquitado el concierto y su gira europea.
Foals se volvieron a reivindicar como una de las apuestas más seguras del circuito. Su pop de corte festivo se dio un festín con los fans que lo dieron todo gracias a la valía y energía en directo que les ha servido para ganarse una reputación de alto estatus del indie y compartir las primeras posiciones en los carteles de los grandes festivales. Conectaron con la gente gracias a un Yannis Philippakis entregadísimo y tímidamente agradecido, y canciones como Wake Me Up, My Number, What Went Down o la preciosa Spanish Sahara de corte intimista pusieron de manifiesto que lo de estos chicos de Oxford no es una casualidad, si no la recompensa al trabajo bien hecho.
Si hay un grupo que sabe liarla más que nadie, esos son The Hives. El grupo que lidera el incombustible Pelle Almqvist gasta una energía que cuesta de explicar si no los has visto en directo, en gran parte gracias al frontman que es Pelle: salta, corre, habla y se lo pasa teta mientras suda adrenalina al son de Main Offender o Walk Idiot Walk mientras se sube por todos los lados o posa con cara de niño bueno para que la gente inmortalice el momento.
La mejor banda del mundo, tal y como ellos mismos se denominan, presentó las canciones de su recién estrenado “The Death of Randy Fitzsimmons”, un trabajo que llega once años después de su «Lex Hives» (2012), encajando a la perfección con los hits que no tardaron en crear pogos en las primeras filas con temas Two-Timing Touch and Broken Bones, Hate to Say I Told You So, Come On!, y ponerlo todo patas arriba con Tick Tick Boom para dejarnos con una sonrisa de oreja a oreja.
Recuerdo la primera vez que vi a Arcade Fire en directo, aquel 2005 en un pequeño Primavera Sound y delante de no más de 1.000 personas. En aquel momento supe que esta banda iba a llegar muy lejos y no nos equivocamos, el séquito de músicos que lideran Win Butler y Régine Chassagne siempre son un auténtico espectáculo. Da igual las veces que los hayas visto en directo, la experiencia siempre será mágica, introduciéndote en un mundo de felicidad.
Desde que salieron al escenario lo dieron absolutamente todo, derroche de calidad y sensibilidad son sus grandes aliados, pero hay tantos adjetivos positivos para los canadienses que la crónica sería demasiado larga. La primera parte del set fue de traca: Creature Comfort, Rebelion (Lies), Reflektor o Afterlife conseguían crear una de las atmósferas más bonitas que se pueden vivir gracias a la música, con un directo al alcance de muy pocas bandas en el mundo, haciendo que las caras de felicidad fueran unánimes.
Después de las partes I y II de The Lightning era el turno del himno No Cars Go, siendo una de las más celebradas de la noche. Todavía estaban por llegar The Suburbs, la sensual voz de Régine en Sprawl II (Mountains Beyond Mountains), Everything Now o cerrar de manera exultante con Wake Up.
Los de Montreal se volvieron a coronar con otro concierto memorable y una selección de temas para enmarcar del que seguro se acordarán en Portugal por mucho tiempo.
El cierre no podía ser mejor, Tiga era el encargado de clausurar el festival en el escenario Panorama, donde nos congregamos muchos amantes del sonido electro tan característico que gasta el canadiense en sus sesiones. You Prefer Cocaine de los inicios de Vitalic y otros representantes del sonido como Alter Ego, Felix Da Housecat o The Hacker también entraron en el set, incluso rescatando joyas de su propio repertorio como Mind Dimension 2 o You Gonna Want Me de su disco “Sexor” (2006). Una auténtica master class donde el acid, el tech house y el electro daban por finalizada la segunda edición de un festival que promete convertirse en un referente europeo.
Texto: Manel Ferrer
Imágenes: Toni Rosado