Nathan Fake en Razzmatazz: atmósferas gélidas y oscuras
Escrito por Manel Ferrer el 22/03/2017
No ha pasado mucho tiempo sin ver al británico por la ciudad condal, y es que Barcelona le gusta, y nosotros encantados, claro. Su aparición más reciente fue en la pasada edición del MIRA Festival, sustituyendo a última hora a Zomby, donde dejó caer algún adelanto de su inminente álbum. A diferencia del sold out de Madrid un día antes (el concierto tuvo que ser reubicado del Café Berlín a la sala Shôko), Nathan Fake se presentó en la 2 de Razzmatazz tímido y sin mucho que decir, con una sala que no vistió ni de buen trozo sus mejores galas, cosa que cambió rápidamente cuando los agolpados en la sala 3 (debido a la sesión Intimate Journeys con Tim Sweeney) hicieron acto de presencia ya para disfrutar del bueno de Fake.
Él es hombre de expresarse mejor a través de sus máquinas y juguetes digitales, que en esta ocasión no fueron interminables ni mucho menos. Controladores básicos, monitor y una especie de Ableton con el que soltó sus más feroces efectos. Escoltado por dos pantallas, una a cada lado, pudimos disfrutar del show audiovisual creado en el estudio londinense Flat-e, encargado de todo el aspecto visual en la gira de presentación de “Providence”, teniendo un gran peso la portada del “Degreelessness” EP. Fue con este disco con el que debutó el pasado año en el sello Ninja Tune, firmando una alianza que llevaría al de Norfolk a publicar su reciente “Providence”, y que pondría continuación cinco años después a su anterior y muy celebrado “Steam Days”, con el que se desvincularía poco después del sello Border Community, casa que le vio nacer con aquel “Outhouse” (2003) con el que firmó uno de los mejores debuts del año.
El concierto fue un experimento de retro-inspección sonora y muy personal, un viaje por las penumbras de un IDM sublime con ligeras pinceladas de un post-rock que a momentos parecían unos Mogwai venidos del futuro; así lo sentimos con ‘HoursDaysMonthsSeasons’, tema que abrió un concierto de atmosferas gélidas y oscuras. Sonidos que erizaban los pelos cuando “Providence” entra en acción, enigmática y futurista, ¿shoegazing en estado puro? La respuesta es un sí rotundo.
A pesar de hacer poco más de una semana de su publicación, la gente parecía traer los deberes hechos de casa y reaccionó muy bien a temas como ‘DEGREELESSNESS’, corte compuesto con Prurient (Vatican Shadow) donde su distorsionada y fantasmagórica voz fue muy celebrada. Casi sin pausas se fueron sucediendo los temas de “Providence”, mil y un filtros para ‘SmallCityLights’, que se mostró frenética, despachando un sonido ambient de lo más experimental.
Nos vamos acercando al final y ni rastro de temas como ‘Basic Mountain’, ‘The Turtle’ o ‘Narrier’ de su “Hard Islands” (2009). La única concesión a su antiguo sello, eso sí, de peso, fue una muy celebrada ‘The Sky Was Pink’, remix de su amigo James Holden, tema que en 2004 puso en el mapa electrónico a un joven Nathan Fake. ‘RVK’, con voces pregrabadas de Raphaelle Standell-Preston, puso la guinda a una constante evolución, mostrando a un Nathan mucho más maduro. Tras un breve paro cerraría con una potente ‘Connectivity’, donde el sentimiento y la sensibilidad cogen peso gracias a las múltiples habilidades de este chico cabizbajo.
Tras el directo de Nathan Fake, nos esperaba otra sesión imperdible en la sala Lolita, dentro de una nueva edición de Journeys en formato más íntimo. El maestro de ceremonias fue Tim Sweeney, el responsable del programa de radio Beats in Space por el que desfila lo mejor de la escena electrónica a su paso por Nueva York. Sweeney nunca decepciona y su espectro musical es inabarcable, mezlcando esta vez house, disco, funk y cualquier otro ritmo bailable que se le presente, como un ‘Smalltown Boy’ de Bronski Beat que cerró su sesión de Razzmatazz. El broche final perfecto a una noche de contrastes electrónicos.
Texto: Manel Ferrer | Imágenes: Toni Rosado