Autoeditado
La vida en los márgenes de nuestro ecosistema musical sigue su curso. No hay manera de frenarla. Habrá quien prefiera no darse por aludido pero ahí conviven grupos jovencísimos, leyendas de la canción popular en castellano, veteranos que tiran del carro autogestionario, mozos que ven publicada su primera canción, reyes del boom-bap hispano, herederas de estirpes míticas que encuentran una vioz propia. Hay de todo ahí, y merece la pena dedicar un rato a escucharlo para quedarse con lo que más nos ponga.
La vida en los márgenes, en el sector creativo independiente, se renueva en un continuo de partituras que abordan asuntos universales desde perspectiva sonoras muy distintas. Esa es la gracia del asunto, que cada cual hace de su capa un sayo para aliviar esa comezón expresiva que le asedia. Por eso hay tantos argumentos distintos en un programa corto como este. Ocho canciones hechas aquí, desde la periferia del sector, pero con sustancia.
Seguimos oyendo guitarras. Y suenan que flipas en su mayoría. Algunos predijeron que hacer canciones con estos cacharros se iba a terminar, pero no va a ser hoy. Ni será mañana. Ni pasado. Vaya usted a saber cuando será. El caso es que aquí convocamos a grupos y solistas de tres continentes que hacen música tañendo seis cuerdad, dejando que el fluido eléctrico haga honor a su nombre y transporte hasta nuestros oídos el calambrazo y el susurro. Ese armónico que parece suspendido en la eternidad y ese riff en quintas que nos pone borricos.
Seguimos oyendo guitarras. Las tocan veteranas del rock estadounidense, novatos del post-punk británico, psicodélicos de Oceanía, leyendas subterráneas de este instrumento. Ahí siguen, acompañando composiciones que valen imperios. Impulsándonos a seguir arrimando oreja para encontrar canciones nuevas que nos hagan sentir.
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