Texto: Manel Ferrer
Fotos: Toni Rosado
El gran día llegó y con él un grandísimo Morrissey dispuesto a hacer tambalear los mismísimos cimientos de una sala Razzmatazz que podía presumir de tener en su programación a un hombre tan mágico y admirable como odiable. Nunca exento de polémica y dispuesto a sacudirnos con su merecida chulería, el mito de Manchester no defraudó y nos dejó un concierto memorable donde los haya.
Dos ocasiones en menos de un año actuando en Barcelona es todo un lujo que no puedes dejar escapar, los fans no dudaron en acercarse a Razzmatazz para lo que sería un concierto más íntimo y cercano, donde podías sentir el calor, el sudor y la entrega de un Morrissey que se mostró soberbio y muy amigable.
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