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The Hives despliegan su arrollador directo en Barcelona

Escrito por el 07/10/2023

Un año después de su paso por la sala Razzmatazz, los suecos The Hives volvían a la misma, y por fin podemos decir, con flamante nuevo disco bajo el brazo. Once años es lo que han tardado en publicar “The Death Of Randy Fitzsimmons”, un celebrado álbum puesto en circulación a través del sello Fuga, poniendo continuación al aclamado “Lex Hives” (2012), la penúltima referencia del quinteto. The Hives demuestran a día de hoy que siguen conservando buenas ideas y mucha creatividad a la hora de componer.

Desde que se formaran en 1993, la banda ha publicado un total de seis discos, todos muy notables, pero con mucho tiempo de por medio entre ellos, hecho que ha ido alimentando las expectativas y las ganas de unos fans muy fieles que una vez más llenaron una sala rebosante de felicidad y una energía desbocada gracias a los potentes directos que gastan estos cinco chicos de Fagersta, en Suecia, y decimos lo de chicos porque la actitud y las ganas que ponen en cada uno de sus conciertos están a otro nivel.

 

Con toda la artillería a punto y con unos minutos de retraso, los hermanos Almqvist, acompañados por Christian Grahn, Vigilante Carlstroem (Mikael Karlsson) y un notable Johan Gustafsson (10 años ya con The Hives) arrasaron como ellos saben con un sonido demoledor. Al igual que en el nuevo disco, Bogus Operandi también sería la encargada de abrir un set un tanto corto, de una hora y cuarto, en el que el peso del nuevo material llevaría la batuta con temas como Stick Up, el punk desbocado de Trapdoor Solution de poco más de un minuto, con pogos y cervezas volando en las primeras filas que compaginaban a la perfección con los cantos por parte del público arropando a los suecos a lo largo de toda la actuación, dejándonos felices y con una sonrisa de oreja a oreja después de cada tema.
Personalmente, Smoke & Mirrors fue la que más me gustó de las nuevas, una mezcla de garage punk con toques de revival que nos elevaban al olimpo del rock’n’roll.

Nicholaus Arson (Niklas Almqvist)

Entre medio, Main OffenderWalk Idiot Walk Go Right Ahead eran sinónimo de adrenalina y servían para calentar aún más a un personal que se volvió loco, incluido un servidor, con la potente Hate to Say I Told You So, o el redoble de tambores de I’m Alive, con un Chris impresionante a la batería. Como no podía ser de otra manera, Two-Timing Touch and Broken Bones fue de las más celebradas, pura dinamita que nos acercaba al final con Countdown to Shutdown, entrando en el selecto club de hits de The Hives.

Pasados unos minutos y un tanto desaliñados por el desgaste de energía, volvían ovacionados entre gritos para rematar con dos trallazos como son Come On!, y una Tick Tick Boom que se alargó casi 15 minutos con el divertido paripé de: “Ahora agachaos todos, ahora os presento a la banda…” y la típica charleta a la que Howlin’ Pelle Almqvist nos tiene acostumbrados en sus espectáculos. “No hay madurez ni nada de esa mierda, porque ¿quién coño quiere rock’n’roll maduro?” es uno de los lemas que pasean por allá donde van gracias a un rock’n’roll salvaje, garajero y con mucha actitud de por medio.

 

Howlin’ Pelle Almqvist

Carismático como pocos, Pelle es el frontman de frontmans: salta, corre, se sube por donde se le antoja y sus monólogos siempre van acompañados de una simpatía desbordante que solo él puede transmitir. “Señoritas… señoritos… The Hives, la mejor banda del mundo”.

Texto: Manel Ferrer
Imágenes: Toni Rosado

 


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