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Thurston Moore y su noise noventero como un vendaval a su paso por Barcelona

Escrito por el 26/11/2017

Acompañado por el también ex-Sonic Youth Steve Shelley, el magistral bajo de Debbie Googe de My Bloody Valentine y el guitarrista James Sedwards, el icónico ThurstonMoore firmó un concierto sublime el pasado martes en la sala Apolo, defendiendo su último «Rock n Roll Consciousness» con gran maestría, sacándole todo el jugo al mismo tiempo que lo llevó al extremo con distorsiones de guitarra imposibles y finales de temas de escándalo y así reafirmarse como uno de los grandes, sin necesidad de tirar del pasado. En Rock n Roll Consciousness pasa muy desapercibido el folk melódico con el que ha estado coqueteando en sus últimos trabajos para dar paso a un sonido más agresivo y provocador, cogiendo una gran fuerza en directo en parte gracias a la gran destreza con su guitarra y sus interminables pedales con efectos y declinaciones de sonido muy impactantes, dejando a uno de los mejores Moore de los últimos años.

Arrancó con una electrizante Cease Fire, primer single tras su anterior «The Best Day» (2014) del que rescataría una Speak To The Wild que navegó entre un rock penumbroso y tan oscuro como el sonido puramente crudo que sale de las cuerdas de un artista tan conceptual como innovador, respetando siempre su sello de identidad. Turn On sería la primera de los cinco cortes que dan grosor a un álbum del que cayeron todas sin excepción. Los casi diez minutos son un auténtico viaje, donde los cambios de ritmo hacen desvariar los sentidos, mientras Debbie, de espaldas al público, entra en una especie de fase REM haciendo que los diez minutos del tema se transformen en un corto espacio de tiempo donde el noise experimental se fusiona por fin con la voz de un Moore pletórico. El concierto no bajó de revoluciones en ningún momento y Cusp fue prueba de ello, tema con el que se crearon atmósferas de corte psicodélico. Imposible no cerrar los ojos y dejarte llevar por los atronadores riffs que exprimió dándole a la palanca mientras quemó la pedalera.

La parte final del concierto vino marcada por una tormenta arrolladora de distorsiones, las subidas y bajadas de Aphrodite podrían hacer seguro las delicias de los fans más incondicionales de los también americanos A Place To Bury Strangers. Para el final una auténtica master class la que se marcó el bueno de Moore a las cuerdas, para cerrar con el huracán sonoro de casi doce minutos y dejar el escenario ante una gran ovación. Pasados unos minutos salen de nuevo para culminar con Heavenmetal, tema de uno de sus proyectos paralelos y a hacer mención, dedicatoria incluida del tema, a gente tan dispar como Lou Reed, Charles Manson o Miles Davis. Ono Soul de su aclamado «Psychic Hearts» puso la guinda a una noche donde el noise más extremo se hizo con todos los rincones de la recién estrenada sala 2 de Apolo. Oídos sordos a las plegarias de los que se agolpaban en las primeras filas por escuchar algo de los Sonic, aún así vimos a un Moore de lo más simpático, incluso le cogió el móvil a unos chicos del público y se hizo un selfie. A sus 59 años Thurston Moore disfruta de una segunda juventud, ojalá sea así por mucho tiempo.

Crónica de Manel Ferrer


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