La segunda visita de los de North London a la ciudad condal fue un gran regalo de reyes para los no tan peques de la casa, hecho que también recayó en la venta de entradas e hizo que no se colgara un cartel de sold out más que justificado. «Visions Of Life», segunda referencia de Wolf Alice, ha reafirmado lo que ya era un secreto a voces, consiguiendo posiciones muy top con My Love is Cool (2015) y así ganarse el respeto de los medios británicos más influyentes, dándoles el honor de ser una de las bandas con más futuro del panorama, tanto en el estudio como con sus directos cargados de rock electrizante y de una fragilidad al alcance de muy pocos. Prueba de ello fue su paso por un Apolo ansioso por escuchar su cocktail a base de indie rock, grunge, shoegaze o el garage más noventero. Infinitos estilos y géneros que fueron presentes a lo largo de todo el concierto y que no hacen más que adornar un post-rock que se acerca a un dream pop profundo y de una fragilidad que navega entre penumbras oscuras.
Una ensoñadora Heavenward y la fuerza desgarradora de Yuk Foo dieron por inaugurado un setlist que intercaló magistralmente los dos álbumes publicados hasta la fecha. Sorpresa incluida de Blush en la parte final del concierto rescatando la que da nombre a su primera publicación en forma de EP. Me gustaron mucho Your Loves Whore, St. Purple & Green o Don’t Delete The Kisses, con la que Ellie derrochó voz e hizo alarde de su facilidad para subir el tono hasta elnmismísimo cielo, subidas y bajadas que eran como montañas rusas de una sensualidad capaz de derretir a todo un Apolo.
Wolf Alice es una máquina sólida y bien engranada y, a pesar de su juventud, sus componentes (Ellie Rowsell (voz y guitarra), Joff Oddie (guitarra y voces), Joel Amey (baterías y voces) y Theo Ellis (bajo y voces), presumen de un directo donde derrochan actitud y mucho rodaje. Tener una voz como la de Ellie Rowsell en tu equipo supongo que pone las cosas mucho más fácil y es que ella es más que una cara bonita que toca muy bien la guitarra, ella es actitud y el eslabón que cualquier banda querría tener en sus filas.
Una hipnótica Silk fue como la guinda de un pastel que todavía se estaba cociendo, ya que fue precoz en caer y muchos la esperaban en los bises; aún así fue muy celebrada y marcó un punto de inflexión en un setlist que iba como un tiro. Lisbon, Beautifully Unconventional o los hipnóticos ocho minutos de Visions of a Life dejaron grandes momentos, esta última de una gran versatilidad rítmica. A mi parecer la joya de la noche fue la ya mencionada Blush, encargada de abrir los bises y que dejó un aura de frágil melancolía. Una vez más me quito el sombrero ante una voz que me robó el corazón. Después de tanta ternura como una inyección de adrenalina cayó Giant Peach, últimos coletazos desgarradores antes de despedirse y firmar un concierto de mucha calidad, nada acorde para la juventud de un proyecto que se consolida como una gran promesa.
Crónica de Manel Ferrer | Imágenes de Toni Rosado